Walter Tavares es el jugador más determinante de Europa y debería ser una superestrella de la NBA. Ha sido, a menudo, la bestia negra del Barça. Lo fue en la semifinal de la Euroliga. Ese día, anotó 20 puntos, cogió 15 rebotes, metió 3 tapones y recibió un total de 9 faltas. Más aún, dejó a Sanli en 0 puntos y en su peor valoración de todo su paso por el Barça. Sin embargo, en los tres partidos de la final, Jasikevicius aprendió la lección y preparó una trampa para Tavares. Al alejar a Sanli y Vesely de la canasta atacante, Tavares tenía que salir muy lejos a tapar y, ahí, los brazos del madridista pierden eficacia. Para que la estrategia surgiera efecto, los pívots del Barça debían estar finos en el tiro lejano.
Y la cosa no pudo empezar mejor. Sanli, en el primer partido, completó su mejor actuación como azulgrana metiendo 4 triples. Si Tavares tenía que salir, el Barça encontraba el camino más limpio por dentro. Además, el madridista acaba asfixiado de tanto trabajar, con tantos minutos en pista. En el segundo y tercer encuentro fue Jan Vesely quien se zampó a Tavares. 18 puntos el domingo, 19 el martes. En Madrid, el checo metió la primera canasta del partido, de lejos, para mostrar el camino.
Y fue una constante. En el primer tiempo falló algún tiro, pero la táctica estaba clara, se insistió en ella y, en la segunda parte, Vesely fue un martillo metiendo cinco canastas seguidas de lejos que mataron al campeón de Europa. MVP para Mirotic, olé por los 14 de 14 tiros libres de Laprovittola, bravo por los 0 puntos de Rudy en dos encuentros, pero la forma de Saras de jugarle a Tavares fue muy inteligente.