Para una nación a más de 11,265 kilómetros (7,000 millas) de los Estados Unidos, Filipinas cuenta con un equipo nacional de fútbol femenino con un estilo decididamente estadounidense. De los 23 nombres en su lista de la Copa Mundial Femenina, 18 pertenecen a mujeres nacidas en los EEUU.
Una de ellas, la defensora Hali Long, nació en Cape Girardeau, Missouri, y se crió en un hogar filipino. “Poder representar mi herencia, solo tener la oportunidad de traerla de regreso a casa para las personas que me criaron, es un gran honor”, dijo Long.
A pesar de crecer en los EEUU, “bajo nuestro techo el ambiente era puramente filipino, y no sabía nada diferente”. Eso fue su “factor decisivo” en su elección de jugar para Filipinas. “Así era yo, sin lugar a dudas”, comentó Long, quien jugó fútbol universitario en la Universidad de Arkansas en Little Rock.
Para el entrenador de Filipinas, Alen Stajcic, no importa cuántos jugadoras nacidas en Estados Unidos haya en el equipo. “Realmente no me importa dónde nacieron. Si tienen a Filipinas en su corazón y en su sangre, y son buenas en el fútbol, entonces son elegibles para nuestro equipo. Todas juegan por su bandera, todas juegan por su país, todas juegan por la gente de Filipinas, dondequiera que residan”.
Filipinas, una de las ocho recién llegadas al torneo, debuta en la Copa Mundial Femenina el viernes contra Suiza. La lista, repleta de estadounidenses, cuenta con jugadoras de costa a costa. Olivia y Chandler McDaniel, un dúo de hermanas de California, se unen a Long y compañeras de equipo de Washington, Ohio, Texas, Virginia, Connecticut y otros estados.
Otras jugadoras nacidas en EEUU son a Kiara Fontanilla, Kaiya Jota, Alicia Barker, Reina Bonta, Malea Cesar, Jessika Cowart, Dominique Randle, Tahnai Annis, Ryley Bugay, Carleigh Frilles, Isabella Pasion, Katrina Guillou, Sarina Bolden, Isabella Flanigan y Quinley Quezada.
Una combinación de factores ayuda a explicar cómo las jugadoras estadounidenses terminan con Filipinas. Estados Unidos, como dos veces campeona de la Copa Mundial Femenina, no sólo es élite, sino también talento que se exporta. Filipinas comenzó a reclutar jugadoras en los últimos años, e incluso realizaron un campamento de entrenamiento de dos meses en Irvine, California, en 2021.
La FIFA tiene reglas que dicen que las jugadoras sólo pueden representar a un país donde tienen ciudadanía. Pueden haber nacido allí o tener vínculos biológicos con el país que permite la doble ciudadanía. “Es una forma de honrar a sus padres”, dijo Cedelf Tupas, portavoz del equipo de Filipinas. Stajcic agregó: “Solo sé que este equipo tiene corazón, sangre, coraje y espíritu filipinos”.