Hora de poner las notas en el Athletic


La derrota del Pizjuán me recordó a otra última jornada de Liga hace 19 años cuando un Alavés en alza llegaba al viejo San Mamés con la posibilidad de jugar la Champions si lograba la victoria, es decir, dependía de sí mismo, igual que los rojiblancos en Sevilla. En aquella lejana ocasión, los leones se impusieron por inercia, sin forzar la máquina, ante la debilidad del rival. Eso es exactamente lo que sucedió el pasado sábado cambiando el papel del Athletic.

A muchos nos parecía que el empate era el resultado más lógico, sobre todo cuando los goles del Valencia le impedían luchar por la cuarta plaza; pero no se podía fiar todo a que el rival se aburriera y se olvidara de la portería contraria. El Athletic, pese a las declaraciones previas, salió a empatar y le salió mal. No asustó al rival. Jamás vio peligrar su sexta plaza.

Un Sevilla con grandes ausencias, aún así, no forzó la máquina ni falta que le hizo cuando
Dani García
remató en su propia portería y le “obligó” a
Ben Yedder
a empujar ese rechace a las mallas. Como si estuviera fuera del guión, al Athletic le costó reaccionar y cuando lo logró no tuvo acierto. Muchos se acordarán del larguero de
Iñigo Martínez
porque era la última oportunidad, pero antes hubo otras como el empate del Alavés en San Mamés o la derrota de Valladolid. Con el final de curso llega la hora de poner las notas. Tarea difícil por el mal inicio de temporada con
Berizzo
.

No debemos olvidar que en diciembre se encendían velas en la Basílica de Begoña como si se acabara el mundo. Esta plantilla está obligada a pelear por Europa y, pese a todo, lo ha hecho hasta el final. La nota del sábado sería un suspenso rotundo, pero en el global de la Liga pondría un bien, incluso un notable bajo. Reconozco que mi nota viene condicionada por el miedo que pasamos tras la derrota en Levante.


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