En Mónaco, el punto clave del Gran Premio de F1 es la salida. La dificultad por avanzar en un trazado tan estrecho, con los muros tan cerca, y en el que es muy difícil ir pegado al coche de delante para no perder carga aerodinámica, entre otras cosas, hace que los pilotos deban arriesgar en el arranque para ganar alguna posición. ello suele generar salidas tenas en el Principado, con algún toque, pero en esta ocasión, el inicio de la carrera fue bastante limpio, con los pilotos arrancando con mucha cautela para no caer eliminados antes de tiempo.
Lewis Hamilton, desde la pole, mantuvo la primera posición sin problemas y solo sufrió un poco Bottas, que vio como Verstappen, desde la tercera plaza, salía muy bien y se colocaba casi en paralelo al finlandés en la primera curva. Sin embargo, Valtteri cerró la puerta de forma decidida y Verstappen tuvo que frenar más de lo debido para no tocar con su alerón delantero el coche del piloto nórdico. Estuvieron a punto de tocarse, pero finalmente, no se produjo ningún incidente.
Por el centro de la parrilla, Carlos Sainz volvió a protagonizar un gran arranque y superó desde la novena posición a Kvyat para colocarse octavo.
Leclerc, encendido
Leclerc, que era 16º, dejó por su parte el mejor adelantamiento del inicio de carrera pasando en el Hotel a Norris con un gran interior. El monegasco salió encendido tras el desastre de clasificación y rápidamente se colocó en la 13ª plaza, ganando tres posiciones. En la octava vuelta se puso 12º entrando con todo La Rascasse, incluso tocando a Grosjean para pasar al francés.
El único toque en la salida ha sido de Raikkonen con un Force India en la cura del Hotel.
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