17 días perdida en un bosque de Hawái comiendo polillas y durmiendo sobre el barro

by

in



La profesora de yoga Amanda Eller nunca imaginó que su plácido paseo en la Reserva Forestal de Makawao en el Estado de Hawái concluiría 17 días después. Entre el 8 y el 24 de mayo, mientras cientos de personas la buscaban en la isla de Maui, caminó desorientada por un peligroso y tupido bosque, se alimentó de raíces y de las polillas que aterrizaban en su cuerpo y durmió cubierta por plantas y helechos sobre el barro. Llegó a pernoctar en la guarida de un jabalí, uno de los animales salvajes que habitan el frondoso paraje.  
Pero esos no fueron los únicos problemas a los que tuvo que enfrentarse la estadounidense. En un intento desesperado por localizar el sendero a través del que se había internado en la espesura y cuando intentaba orientarse para volver al punto de partida, se precipitó por un barranco de seis metros de altura. Las consecuencias fueron catastróficas: una pierna rota, el menisco de una de sus rodillas afectado y magulladuras por todo el cuerpo. Para entonces llevaba tres días perdida.
La búsqueda de Amanda Eller comenzó cuando fue localizado su vehículo en el aparcamiento de la reserva forestal con su documentación, su teléfono y una botella de agua, en el interior. Tras varias jornadas de batida, sus familiares, que crearon una página de Facebook con la que conseguir apoyos para encontrarla, comenzaron a sospechar que la profesora pudiera haber sido secuestrada y estuviera retenida contra su voluntad. Llegaron a ofrecer una recompensa de 50.000 dólares (45.000 euros) a quien pudiera facilitar algún dato sobre su paradero. 
Transitar malherida por el bosque no fue sencillo para la mujer, que trabaja también de fisioterapeuta, ya que la reserva está salpicada de barrancos, tupida vegetación, helechos gigantes, rocas volcánicas y vertiginosos barrancos. Según The New York Times, la profesora de yoga perdió su calzado y llegó a moverse gateando para buscar raíces, frutos o cualquier cosa que pudiera llevarse a la boca. En su accidentada aventura perdió siete kilos. 

Más entradas de este blog

Amanda Eller vivió momentos anímicos muy complicados. Desde la cama del hospital al que fue trasladada tras el rescate reconoció que tuvo tentaciones de rendirse: “Pero la única opción que tenía era la vida o la muerte”. Un bosque con animales salvajes, con bajas temperaturas, alta humedad, lluvia constante, hambrienta, con el dolor de las heridas y vestida con una camiseta sin mangas y un fino pantalón no parece un escenario muy halagüeño. 
Los voluntarios que trataban de localizar algún vestigio para esclarecer la misteriosa desaparición rastrearon piscinas naturales y cuevas y descendieron por endiabladas cárcavas. Según el periódico neoyorquino incluso llegaron a abatir jabalíes para revisar los intestinos e intentar localizar restos humanos. Al menos uno de estos voluntarios fue atacado por uno de estos animales.
Cuando no quedaban muchas esperanzas de encontrarla con vida, 17 días después, un helicóptero de salvamento amplió el radio de búsqueda y voló a unos 11 kilómetros del lugar donde se perdió su pista. Vieron algo que parecía una persona entre dos cascadas, en el fondo de un precipicio, que no paraba de gesticular. “Miré hacia arriba y [la aeronave] estaba justo encima de mí. Me vine abajo y comencé a llorar”, explicó la superviviente.  Lo siguiente es la historia de un rescate: ascendió al aparato dentro de una canasta y fue trasladada a un centro sanitario, donde se recuperaba de las heridas que casi le cuestan la vida.


Source link