Marcos Llorente se ha convertido este jueves en el último jugador del Real Madrid que deja el club blanco para firmar con el eterno rival, el Atlético de Madrid. Pero el centrocampista no ha sido el primero, porque antes, otros once futbolistas decidieron pintarle rayas rojas a su camiseta.
El primero fue el portero Cabo Puig. Fue en la temporada 29-30 y tras pasar un año en el club blanco, luego jugaría otra temporada en el Atlético.
Tres años más tarde, el delantero Gaspar Rubio tomó el mismo camino. Llegó a ser máximo goleador en la primera edición de la Liga pero en la 32-33 se marchó al cuadro colchonero. Con el Atlético únicamente jugó 16 partidos entre Liga y Copa en los que hizo nueve goles.
Junto a Rubio, llegó al Atlético también procedente del Real Madrid, Miguel Fernández Valderrama, aunque su paso por el club rojiblanco fue prácticamente testimonial.
Un año más tarde, Eduardo Ordóñez, que ya había dejado el Atlético para irse al Madrid, regresó al Metropolitano tras una temporada de blanco en la que ganó la Liga. El futbolista nacido en Puerto Rico disputó 147 encuentros como rojiblanco e hizo ocho tantos.
También en esa época, y tras pasar casi toda su carrera en el Madrid, Jaime Lazcano llegó al Atlético para jugar únicamente 12 partidos, 11 de Liga y uno de Copa, en la 35-36, antes de colgar las botas.
Casi tres lustros tuvieron que pasar para que se produjese otro cambio de barrio en la capital. Lo protagonizó Pablo Olmedo Garmendia, que tras dos años en el Madrid, reforzó al Atlético, con el que sólo jugó ¡dos partidos! Y ninguno de Liga o Copa. Después, regresaría al cuadro blanco.
Y el siguiente ya fue en color. Y pasaron cuatro décadas. 40 años sin que un jugador se marchase del Madrid al Atlético. Fue, en 1990. Sí, Bernd Schuster. El primero del Calderón. El alemán llegó al Manzanares con 31 años tras dos campañas en el Bernabéu. Apostó por el Atlético, donde estuvo tres cursos (112 actuaciones, 18 tantos), conquistando dos Copas del Rey, ambas en Chamartín y la segunda ante el Madrid, con un golazo suyo de falta que aún es recordado por los colchoneros.
Un año más tarde el Atlético fichó al madridista Sebas Losada, que no ofreció un buen rendimiento. Una diana en 12 partidos hizo el delantero, que a la temporada siguiente se marcharía al Sevilla.
Tras el doblete, el Atlético perdió a su goleador, Penev, y Jesús Gil contrató a Juan Eduardo Esnaider, que había llegado muy joven al Madrid, club que recuperó al argentino después de que triunfase en Zaragoza para un año después traspasarlo al Atlético. 47 actuaciones como colchonero, con 21 tantos, y un penalti fallado ante el Ajax que no se olvida. Su relación con Antic no era la mejor, y acabó saliendo del club.
Y el último, hasta que Marcos Llorente le ha arrebatado tal condición, fue José Manuel Jurado. El gaditano, ante la falta de oportunidades en el primer equipo blanco, decidió marcharse al Atlético. Cuatro temporadas como colchonero, en las que jugó 127 partidos y anotó 13 tantos antes de ser traspasado al Schalke alemán.
Además de estos traspasos, cabe recordar que en la temporada 63-64, el Real Madrid cedió a Grosso al Atlético, que se encontraba en apuros, para ayudar al rival capitalino. 12 partidos y tres goles del curiosamente abuelo de Marcos Llorente.
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