Nadie quería despertar


Han pasado 16 años desde que la Real arrebató los corazones de su gente para proclamarse, contra todos los pronósticos de salida, subcampeona de Liga. La victoria 3-0 contra el Atlético de Madrid cerró una temporada de ensueño, la más recordada por muchas generaciones, pese a que aquellos tres puntos no fueron suficientes para conquistar el título. Nadie quería despertar en el abarrotado Anoeta. Nadie quería despertar en la entregada Gipuzkoa.

El Real Madrid se llevó aquella Liga 2002/2003 como consecuencia de haber adelantado en el sprint final a la Real. En concreto, en una antepenúltima jornada fatídica a la que el cuadro txuri urdin llegó líder y dependiendo de sí mismo para encauzar el Campeonato. Un empate (1-1) contra el Valencia complicó el escenario.

Todo lo que sucedió en las dos últimas citas, la derrota en Vigo ante más de 10.000 aficionados presentes y el triunfo del honor sobre el Atlético
de
Madrid, que ni el pleno del Madrid (6 de 6 puntos para cantar el alirón) empañó, son igual de inolvidables que el cómputo global de nueve meses celestiales. No cabía calificar de otra forma la gesta, igualmente valorada por mucho que la tercera Liga se escurriera entre las manos.

Por cuestiones de natalidad, un porcentaje reseñable de la familia realista jamás había vivido algo semejante lo que, sin duda, alza el subcampeonato de hace 16 años a la cima de los logros del equipo en este Siglo XXI. Con permiso del ascenso, otro tratado superlativo, pero más relacionado con los derechos y obligaciones del club por su envergadura.

De memoria

Una cantidad generosa de seguidores txuri urdin, el núcleo más joven de la época, presenció un paisaje inédito en su vida, ya que habían pasado 21 años desde las Ligas (1981 y 1982) y 16 desde el título de Copa en Zaragoza (1987). Puede que por esta razón, el mero hecho de discutir el Campeonato al Real Madrid desertó un entusiasmo huracanado entre la masa social.

Toda esa pasión se concentró en Anoeta un 22 de junio de 2003. El desenlace de la epopeya que nadie se quiso perder: 31.400 espectadores rebosaron el campo. Llevaron en volandas a un equipo neutralizado en la primera parte por el Atlético de Madrid y desatado en la segunda, marcando tres goles (Kovacevic, De Pedro, Nihat). La condición restante no se dio porque el Real Madrid ganó en su casa al Athletic. La Liga, en realidad, se había esfumado dos jornadas atrás.

Si la Real esculpió semejante obra de arte fue porque Raynald
Denoueix orquestó una sinfonía superlativa. Hizo que su equipo jugara de memoria y que las alineaciones se recitaran de carrerilla. Westerveld bajo palos; López
Rekarte, Kvarme, Jauregi o Shürrer en el eje central, Aranzabal; Xabi
Alonso, Aranburu; Karpin, De
Pedro; Nihat y Kovacevic. Un auténtico equipazo aderezado por escuderos como Boris, Tayfun, Khokhlov, Gabilondo, De Paula

El director deportivo del club era Roberto
Olabe y el presidente, José Luis Astiazaran. El ayudante de Denoueix era Jesús
Mari
Zamora, consejero de lujo en cuestiones relacionadas con ganar una Liga. La Real enamoró a todo el mundo. Cautivó siendo intensa, exquisita, rápida y voraz. Nihat marcó 23 goles, Kovacevic 20 y todos establecieron el récord de puntos en una temporada,76, todavía vigente en la historia del club. ¿Cómo iba a querer despertar alguien?


Real: Westerveld, López Rekarte, Kvarme, Jauregi, Boris, Alonso, Aranburu, Karpin (Tayfun, min. 78), De Pedro (Gabilondo, min. 68), Nihat (De Paula, min. 80), Kovacevic.

At. Madrid: Burgos, Aguilera, Otero, García Calvo, Coloccini, Sergi, Nagore, Movilla, Luis García (Jorge, min. 64), José Mari, Torres (Javi Moreno, min. 69).

Goles:

1-0: Kovacevic (min. 51)

2-0: De Pedro (min. 60)

3-0: Nihat (min. 73)

Árbitro: Rodríguez Santiago. No hubo amonestaciones.

Incidencias: 31.400 espectadores en Anoeta.



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