Las cifras de la crisis migratoria en la frontera entre Estados Unidos y México



La primera mitad de 2019 ha sido crítica para la migración en América del Norte. Los Gobiernos de México y de Estados Unidos han intentado frenar el paso, principalmente de centroamericanos, con un abanico de medidas que se han sustanciado en un notable endurecimiento de la política migratoria. Tras los 45 días de plazo que tenía el Ejecutivo de Andrés Manuel López Obrador para reducir el flujo, las detenciones y deportaciones en suelo mexicano han sufrido grandes aumentos. “Con el canciller [Marcelo] Ebrard hablamos de los avances que hemos hecho”, dijo el secretario de Estado de EE UU, tras una reunión este domingo, “ellos han hecho pasos muy importantes”, insistió. Los datos, que la Administración estadounidense consideró como positivos, han dado un respiro al presidente mexicano.

A principios de junio, en medio de las negociaciones y amenazas arancelarias de la Casa Blanca a México, los números de la crisis migratoria pasaron a primer plano. Cuando el equipo liderado por el canciller Ebrard discutía las medidas a tomar, Estados Unidos dio a conocer que las cifras de detenidos en la frontera sur habían alcanzado un nuevo récord en mayo. “Tenemos una crisis en nuestra frontera sur. El presidente Trump ha dejado claro que México debe hacer más”, dijo el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, el 5 de junio, tres días antes de cerrar el acuerdo.

Estados Unidos había reportado entre abril y mayo un aumento en las aprehensiones del 34%, que habían pasado de 99.290 a 132.880. Desde entonces, las detenciones en la frontera sur de EE UU se volvieron una especie de termómetro. Los primeros resultados después de la firma del acuerdo marcaron una reducción de los arrestos en un 29%, algo que tanto López Obrador como Mike Pompeo entendieron como resultado de medidas exitosas. “Hay una disminución del número de detenidos del 30% con relación a lo que sucedía antes del acuerdo”, dijo el presidente mexicano el pasado lunes, “son buenos los resultados”.
Rodolfo Cruz Piñeiro, especialista en población de El Colegio de la Frontera Norte, entiende que las medidas tomadas por ambos países han mitigado el flujo migratorio, pero, dice, aún es demasiado pronto para determinar en qué medida. “Dicen que se redujo el flujo, porque se redujeron las aprehensiones, pero que haya menos aprehensiones no significa que haya entrado menos gente”, señala. “Es la lógica más común a pensar, pero no necesariamente es cierto porque pudo haber habido un incremento en la cantidad de los migrantes”.
Varios factores que entran en interacción en la cifra de detenciones en la frontera sur de EE UU no se han tenido en cuenta, como el tiempo que tardan los migrantes en cruzar México o la eficacia de la patrulla fronteriza, dado que esa cifra contiene aprehensiones de migrantes que han escapado de centros de detención dentro de territorio estadounidense y han sido arrestados nuevamente. Cruz Piñeiro asegura que, más que los datos obtenidos en estos 45 días, lo que Trump ha medido es la voluntad política de López Obrador de responder a sus solicitudes.

La respuesta de López Obrador a Trump se ha visto reflejada en los datos de las detenciones realizadas por las autoridades mexicanas, que han sufrido un aumento importante, pero aún muy por debajo de los números que maneja Estados Unidos. El aumento de presencia de las fuerzas de seguridad en las calles de México ha llevado a aumentar las solicitudes de asilo. Conrado Zepeda, del Servicio Jesuita a Migrantes, explicaba a este periódico el lunes pasado que el aumento de las redadas ha empujado a muchos migrantes a solicitar la condición de refugiado para evitar la deportación. 

La política de puertas abiertas que promovió López Obrador a inicios de 2019 provocó un cambio en el fenómeno migratorio. La idea de llegar a EE UU a través de un México con pocas restricciones atrajo a muchas personas de países asiáticos o africanos. Las autoridades migratorias recibieron a lo largo de los primeros cinco meses cientos de personas procedentes de Camerún, República Democrática del Congo, India, Bangladés, además de unos 4.000 cubanos y unos 2.000 haitianos.

No fue, sin embargo, el único cambio que sufrió el fenómeno migratorio. En 2019, la proporción de mujeres y niños sufrió un importante aumento. Mientras el flujo de hombres en los primeros cinco meses del año se incrementó en un 15%, el de los niños lo hizo en un 81% y el de mujeres en un 88%. Algo que también se vio reflejado en las cifras de las detenciones de Estados Unidos que reportaron en mayo un pico de arrestos a familias y niños no acompañados. “La migración antes era por cuestiones laborales, ahora se ha incrementado el problema de la seguridad, entonces migran todos y no solamente el papá o la mamá”, cierra Cruz Piñeiro.


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