Israel ha vetado este jueves la entrada al país a las congresistas demócratas Ilhan Omar y Rashida Tlaib, las primeras legisladoras musulmanas en la historia de Estados Unidos, ante las presiones del presidente Donald Trump. Tras una jornada de vacilaciones, el Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu les ha denegado el visado, según ha confirmado el Ministerio del Interior, por su declarado apoyo al movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) al Estado judío. Netanyahu se encontraba entre la espada y la pared —mostrar lealtad a su aliado republicano en la Casa Blanca o desairar al Partido Demócrata, el más votado entre los judíos norteamericanos— ante la anunciada visita a Israel y Palestina de las representantes por los Estados de Minnesota y Michigan, prevista para este fin de semana.
Trump, que había redoblado en los últimos días la presión para que Israel vetara la entrada de ambas congresistas, ha lanzado este jueves un órdago a su aliado a través de Twitter. “Mostraría una gran debilidad que Israel permitiera la visita de las representantes Omar y Tlaib. Odian a Israel y a todo el pueblo judío, y no hay nada que pueda decirse o hacerse para hacer que cambien de opinión”, ha tuiteado. Por su parte, la presidenta de la Cámara de Representantes de EE UU, la demócrata Nancy Pelosi, ha afirmado que espera que el Ejecutivo israelí revierta la decisión, que ha calificado como un “signo de debilidad”, en referencia a las palabras del presidente. Las declaraciones del republicano son, en su opinión, “un signo de ignorancia y de falta de respeto, y están por debajo de la dignidad del cargo”.
La decisión sin precedentes del presidente Trump de influir tan abiertamente en un país aliado en perjuicio de miembros electos del Legislativo de su propio país es de una relevancia extraordinaria. Supone un desafío a las normas democráticas, contra el que se han pronunciado destacados miembros de su propio partido y organizaciones judías en el país. El Congreso Judío Estadounidense ha declarado que, “a pesar del ejercicio de propaganda planeado por Tlaib y Omar”, considera que “el coste en Estados Unidos de prohibir la entrada a dos miembros del Congreso puede demostrarse aún más alto que el de su alternativa”.
Las dos congresistas musulmanas se encuadran en el ala más progresista del Partido Demócrata y son partidarias del impeachment o proceso de destitución de Trump dentro de la mayoría que controla la Cámara baja del Capitolio. Ambas obtuvieron su escaño en la Cámara de Representantes en las elecciones legislativas del pasado mes de noviembre, en las que la victoria demócrata abrió las puertas del Capitolio a la hornada de legisladores más diversa de la historia. Tanto Omar como Tlaib han sido explícitas en su apoyo a la causa palestina. Tlaib, de hecho, es de origen palestino (su abuela reside en Cisjordania) y Omar es una refugiada somalí y la primera mujer en llevar un hiyab en la Cámara de Representantes.
Netanyahu reunió el jueves a los ministros clave del Gobierno israelí para tomar la comprometida decisión de prohibir visita de Omar y Tlaib. Las dos se han pronunciado repetidas veces en el pasado a favor de la campaña BDS, que pretende el aislamiento de Israel en la comunidad internacional mientras no ponga fin a la ocupación de Palestina, siguiendo la estrategia aplicada hace tres décadas a la Sudáfrica del apartheid.
Una legislación aprobada hace dos años por la Kneset, el Parlamento de Israel, autoriza al Ejecutivo a vetar el paso en la frontera a quienes hayan respaldado públicamente el BDS. El pasado mes de julio, sin embargo, el embajador israelí en Washington, Ron Dermer, anunció que no se iba a negar el visado a Omar ni a Tlaib en atención a su condición de parlamentarias de EE UU. La televisión israelí anticipó esta semana que Trump ya le había trasladado a Netanyahu su malestar por la decisión de autorizarles en principio la entrada al país.
“Ningún país respeta más a EE UU y a su Congreso de Israel, que es una democracia abierta a las críticas”, afirmó el primer ministro israelí tras confirmarse el veto a las congresistas. “Pero hay una excepción para quien intenta imponer boicoteos y causar perjuicios”. Netanyahu definió el viaje de las representantes demócratas “como una visita a Palestina, y no a Israel”. “Su itinerario revelaba que su único propósito era causar daño al Estado”. Ambas tenían previsto visitar Jerusalén, Ramala, Hebrón y Belén invitadas por la organización Miftah, dirigida por la dirigente histórica de la Organización para la Liberación de Palestina Hannan Ashrawi.
El veto a Tlaib y Omar plantea un desafío también al Partido Demócrata, cuya tradicional alianza con la comunidad judía estadounidense ha sufrido a raíz del apoyo explícito de ambas congresistas al boicot, y por la escasa sintonía de la nueva hornada de legisladores, más izquierdistas, con Israel. Trump y el Partido Republicano no han desaprovechado la oportunidad de hurgar en la herida de sus rivales. “Las congresistas Omar y Tlaib son la cara del Partido Demócrata, ¡y odian a Israel!”, ha tuiteado el presidente este jueves. Diplomáticos israelíes citados por el diario Haaretz advirtieron del grave daño que la decisión puede causar a las relaciones con los demócratas, ”que en algún momento regresarán al poder en Estados Unidos”. “Va a ser difícil que olviden lo ocurrido ahora”, alertaron.
El Gobierno israelí se cierra a cal y canto ante sus detractores en el exterior que toman partido por el BDS. Los casos de activistas de las ONG propalestinas rechazados en la frontera han sido hasta ahora los más numerosos entre los vetos de visado. La prohibición del viaje de dos parlamentarias estadounidenses marca un precedente en las visitas diplomáticas al Estado judío. Israel solo ha dejado abierta la puerta para que la congresista Tlaib pueda efectuar una visita “humanitaria” a sus parientes en Cisjordania, siempre y cuando se comprometa a no promover el boicot durante su estancia.
Tlaib nació en Detroit de padres palestinos y Omar llegó a Estados Unidos desde Somalia como refugiada antes de obtener la nacionalidad cuando era adolescente. Ambas congresistas, junto a Alexandria Ocasio-Cortez y Ayanna Pressley, fueron recientemente objeto de ataques por parte del presidente Trump, quien les espetó: “Vuelvan a sus países” en lugar de “decir al país más poderoso de la Tierra cómo debe gobernarse”.
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