¿Era Franck Ribéry o Bilal Yusuf Mohammed? Vestía traje negro y corbata al tono sobre una camisa blanca. Junto a él, también nervioso, alguien de su misma estatura, pero mucho más famoso: Leo Messi. Los ojos de millones de telespectadores se centraban en ellos porque solo uno sería designado el mejor jugador europeo de la temporada 2012-13.
Cuando el presidente de la UEFA, el hoy malquerido Michel Platini, anunció al ganador dijo: “Franck Ribéry”. El francés podrá presumir toda su vida, como pocos, que derrotó al crack argentino y a Cristiano Ronaldo en la cúspide del mejor.
Ribéry jugaba en el Bayern Munich al que había llegado en 2007. Estuvo allí 12 años antes de irse este verano a la Fiorentina para vivir, a los 36 años, la última etapa de su carrera iniciada en el 2000 en el Boulogne de la tercera división francesa. Con 9 Bundesliga ganadas quedó por delante de los principales mitos del Bayern.
Apenas despuntaba la historia de su vida (tenía dos años) cuando el automóvil en el que viajaba su familia chocó contra un camión y su pequeño cuerpo salió despedido a través del parabrisas. Ese recuerdo traumático quedó grabado para siempre en su cara con dos grandes cicatrices, que demandaron más de un centenar de puntos de sutura. Le llamaron “Scarface” y no se libró del acoso. “De pequeño se burlaban de mí y me escondía a llorar en un rincón. Pero eso me ha ayudado en la vida”.
Antes de debutar trabajó como albañil ayudando a su padre, lo que también recuerda como “una gran lección de vida”.
En su exitosa carrera, además de coleccionar distinciones y conquistas deportivas también ha padecido innumerables problemas físicos. “He sufrido tantas lesiones que ahora lo que más me interesa es evitarlas”, señaló una vez.
Pero, lo que no ha podido evitar Ribéry son las situaciones embarazosas.
En 2005, cuando se hizo su pase al Olympique de Marsella desde el Galatasaray, donde había jugado apenas 17 partidos, la Policía tuvo que intervenir ante denuncias de maniobras fraudulentas y, además, el equipo turco denunció la transferencia ante la FIFA.
En 2012, diarios alemanes hicieron eco de una disputa a puñetazos con su compañero Arjen Robben. Empezaron la discusión en la cancha al terminar el primer tiempo de un partido contra el Real Madrid y siguieron en el vestidor. Los tuvieron que apartar, pero el francés alcanzó a colocar un golpe en la cara del holandés. El tiempo sanó las diferencias y ambos levantaron juntos el trofeo de la Bundesliga 2019, al final de sus días en el equipo bávaro.
Ribéry se convirtió al Islam en 2005 como Bilal Yusuf Mohammed para casarse con Wahida Belhlami, una francesa de origen argelino; el amor de su niñez de la modesta periferia de Boulogne-Sur-Mer donde se crió. Con ella tiene cuatro hijos, uno de ellos llamado Saif al-Islam, “la espada del Islam”.
Se supo unos años después que el futbolista francés había mantenido relaciones con una prostituta menor de edad. Como Neymar, con la brasileña Najila Trindade, le dio dinero a un amigo para que le reservara el hotel, los billetes de avión y otros gastos. En efectivo, para evitar cualquier rastro que pudiera descubrir su esposa Wahida.
Ribéry había conocido a Zahia Dehar, de 17 años, en París y la invitó a viajar a Munich. “Fui su regalo de cumpleaños”, contó ella cuando estalló el escándalo.
“Si hubiera sabido que era menor, nunca hubiera tenido una relación con ella”, declaró el francés a la policía, acusado de corrupción de menores. Fue procesado durante cuatro años por la justicia hasta que en 2019 se declaró el sobreseimiento de la causa.
Fue imposible probar que supiera de la minoría de edad de Zahia. La misma razón por la que también se libró Karim Benzema, quien había tenido relaciones con la mujer un año antes que Ribéry.
Cuando el Bayern se coronó campeón alemán, en 2013, Jerome Boateng bañó a Ribéry con varios litros de cerveza siguiendo la costumbre del festejo. El francés se enfureció porque como musulmán no podía tener contacto con el alcohol (su bebida preferida es la Coca Cola). Su indignación fue tal que prometió que nunca más le volvería a dirigir la palabra al defensa.
Cabe pensar que quien se ofendió con Boateng fue Bilal Yusuf Mohammed, vestido con la camiseta 7 del Bayern, y quien estuvo con la prostituta de origen marroquí fue el desvestido Franck Ribéry, el mismo nombre que hoy lleva la camiseta con el número 7 de la Fiore.
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