En el Sevilla rezan para que Daniel Carriço no sufra una lesión importante. El portugués tuvo que retirarse del terreno de juego en Ipurua cuando tras una carrera sufrió un pinchazo en el cuádriceps. El equipo de Lopetegui, que hasta entonces había mostrado una seguridad espectacular en sus partidos como visitante, vencía por 0-2 y tras su marcha vendría la debacle, la remontada del Eibar en solo 16 minutos.
El joven Jules Koundé, por el que el club ha invertido más de 20 millones, propiciaba el descalabro con una pérdida de balón en el área y un penalti. El edificio se derrumbaba y los nervios aparecían en un sistema defensivo acostumbrado a la pausa y el criterio del jugador con más tiempo en la plantilla (7 temporadas) y el defensa con el que menos partidos perdió el Sevilla la temporada pasada.
Su experiencia y su capacidad de liderazgo son virtudes muy apreciadas por el capitán sevillista, cuyo gran hándicap siempre han sido las lesiones musculares.
Lopetegui lo ha utilizado en todos los partidos de Liga, y aunque le dio descanso en Bakú, ha notado la saturación de esfuerzos. El jugador está pendiente de pruebas médicas mientras Lopetegui y el sevillismo esperan que no se convierta en una baja de larga duración. Koundé, muy joven y señalado por su error en Ipurua, es la alternativa junto a un Sergi Gómez que Monchi y Lopetegui querían que saliera este verano y que el jugador prefirió quedarse.
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