La salida de David Gallego y posterior llegada de Pablo Machín al banquillo del Espanyol sin duda que promete un cambio de estilo en cuanto al conjunto blanquiazul. El técnico soriano no es diametralmente opuesto al de Suria en cuanto su idea de juego, pero sí existen diferencias que prometen que el ‘nuevo Espanyol’ presente notorias modificaciones respecto al que se ha visto en lo que va de curso.
Fútbol vertical y práctico
Más allá de que los porcentajes de posesión de balón sean altos o bajos, lo que está claro es que el Espanyol de Machín tendrá la predisposición de acabar tantas jugadas como pueda. Por lo visto tanto en el Girona como en el Sevilla, el técnico soriano le gusta un fútbol vertical llegando con celeridad al área rival. No acostumbra a cocinar en exceso las jugadas. Sus equipos están en las antípodas de abusar del fútbol horizontal que, con Gallego, se ha visto en demasía.
Defensa de tres centrales
Tanto en el Girona como en el Sevilla, Machín apostó por una defensa de tres centrales en lugar de una dupla. De hecho, la apuesta que realizó Machín en Montilivi en cierto modo fue tomada como ejemplo por muchos otros para que a lo largo del curso 17/18 y teniendo continuidad en el siguiente, se pusiera muy de moda en LaLiga. En cuanto a los perfiles, se antoja coherente pensar que serán David López y Calero, bien dotados de salida de balón, los desplazados hacia los costados en la línea de tres; mientras que el puesto más centrado, puramente de defensa del área, se lo disputarían Bernardo (al que Machín conoce a la perfección de su estancia en el Girona) y Naldo.
Carrileros profundos
¿Recuerdan a Maffeo y Mojica y lo bien que rindieron en el sorprendente Girona de la 17/18? Pues en el Espanyol bien podrían ser Corchia y Pedrosa. E incluso no descarten en la derecha a un Víctor Gómez del que solo se hablan (y con razón) maravillas. Esto no quiere decir que Javi López y Dídac Vilà no vayan a contar, pero el perfil para jugar el rol que Machín le pide a sus jugadores de banda, con todo el carril para ellos, Corchia y Pedrosa se antojan más adecuados.
Marc Roca, a lo Banega
En Sevilla Machín apostó por dos sistemas diferentes. En uno de ellos sacrificó a un centrocampista para jugar con dos delanteros, pero en ambos hubo un denominados común: el timón fue Ever Banega. Esa función promete caer en un Marc Roca al que Machín le entregaría las llaves de la medular aprovechando sus cualidades. A su lado, y dependiendo del rival, Darder o Granero e incluso Víctor Sánchez en una versión más conservadora.
Matías ‘Portu’ Vargas
Si hay un jugador al que Machín echó en falta en el Sevilla ese fue Portu. Porque el atacante valenciano era el que dinamizaba al Girona siendo beneficiado el juego colectivo en fase ofensiva. En el Espanyol de Machín el futbolista que más capacitado está para ejercer ese papel es Matías Vargas. Con cierta libertad, atacando los espacios y en buena sintonía tanto con la medular como con la referencia en ataque. Óscar Melendo también parte con muchos números de hacerse con un hueco en el ‘11’, pero más siendo un Borja García o un Pablo Sarabia que no un Portu. Wu Lei también debería tener opciones siendo uno de esos dos enganches que pueden caer a banda. Principalmente en contextos de partido más bien favorables para el Espanyol.
La importancia del balón parado
Machín es uno de esos técnicos que trabaja a conciencia las jugadas de estrategia. En el Girona el porcentaje de goles logrados en las mismas fue altísimo y en este Espanyol, tanto por buenos lanzadores como Darder o Granero entre otros, como por jugadores fuertes en el juego aéreo, como Naldo, Bernardo y Calleri, entre otros, la historia podría repetirse.
Así anunció el Espanyol la llegada de Machín
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