Horas después de que aviones turcos comenzaran a bombardear objetivos de las milicias kurdas en el norte de Siria, Donald Trump ha asegurado que “Estados Unidos no apoya este ataque y ha dejado claro a Turquía que esta operación es una mala idea”. En un comunicado, el presidente ha confirmado que ya “no hay soldados estadounidenses en la zona” atacada y ha insistido en que no quiere participar en “estas guerras sin fin y sin sentido, especialmente aquellas que no benefician a EE UU”. La decisión de Trump de abandonar a su suerte a los combatientes kurdos, valiosos aliados de Washington en su lucha contra el Estado Islámico, ha causado un feroz rechazo en casa, y ha abierto una fractura sin precedentes entre el presidente y su partido, consiguiendo que varios líderes republicanos se desmarquen de su actuar. Lindsey Graham, presidente del Comité Judicial del Senado y fiel aliado de Trump, ha anunciado la tarde de este miércoles un proyecto de ley redactado con los demócratas para sancionar a Turquía.
Graham, después de pedir a sus seguidores de Twitter “rezar por los aliados kurdos que han sido abandonados desvergonzadamente por la Administración Trump” ha anunciado la iniciativa firmada en conjunto con el senador demócrata Chris Van Hollen. El influyente senador republicano sostuvo que “si bien la Administración [de Trump] se niega a actuar contra Turquía”, espera obtener “un fuerte apoyo” de ambos partidos en el Congreso. La legislación propuesta consiste en una batería de de sanciones contra Turquía para que el presidente turco Recep Tayyip Erdogan “pague un elevado precio” por la ofensiva contra las fuerzas kurdas en Siria.
Entre las sanciones figura la congelación de los activos que el presidente turco tenga en EE UU, como el de varios de sus ministros. También “restricción del visado” para los líderes turcos que viajen a Washington. Además, la iniciativa bipartidista incluye medidas restrictivas contra el sector energético de Turquía y prohíbe vender suministros estadounidenses como municiones, servicios y tecnología a las Fuerzas Armadas turcas. “Estados Unidos es mejor que esto. Por favor, haga frente a Turquía, señor presidente”, escribió Graham en su cuenta de Twitter, quien hasta ahora había sido un gran defensor del mandatario.
En un tuit lanzado a primera hora, Trump defendió que “Estados Unidos nunca debió haber ido a Oriente Próximo” ni debe meterse en “estúpidas guerras sin fin”. “Ir a Oriente Próximo es la peor decisión que jamás se ha tomado en la historia de nuestro país”, añadió, “y ahora estamos lenta y cuidadosamente trayendo a nuestros grandes soldados a casa”. El mandatario ha señalado que continúa “monitoreando de cerca la situación” y que espera que Erdogan “cumpla sus compromisos”. “Turquía se ha comprometido a proteger a los civiles, a proteger a las minorías religiosas, incluidos los cristianos, y a asegurarse de que no se produzca una crisis humanitaria”, ha explicado.
Subrayando que la postura del presidente choca con la estrategia seguida desde hace décadas por el Pentágono, la coalición militar contra el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), liderada por EE UU, publicó este miércoles una nota de prensa en la que defiende que “retirar” combatientes y armas del ISIS “sigue siendo una alta prioridad”. El grupo, aseguran, sigue organizando ataques contra civiles inocentes y nuestros socios, en Irak y el noreste de Siria”.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, por su parte, anunció que se reunirá este jueves de urgencia para discutir la ofensiva turca en el noreste de Siria, a petición de Francia, Reino Unido, Alemania, Bélgica y Polonia, los cinco países de la Unión Europea (UE) que se sientan actualmente en el órganismo.
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