El líder norcoreano, Kim Jong-un, cabalga al amanecer sobre un caballo blanco bellamente enjaezado sobre las primeras nieves en la cumbre y los bosques del monte Paektu, la más sagrada de las montañas coreanas. La serie de fotografías que ha divulgado la agencia de noticias norcoreana KCNA, y que aspira a comunicar un sentimiento épico, está cargada de simbología para subrayar la importancia del momento. Del Paektu, según la tradición, desciende la cultura coreana. De allí, según la propaganda del régimen, procede el origen espiritual del linaje de la dinastía Kim.
No es frecuente que Kim Jong-un suba al Paektu. Cada vez que lo ha hecho desde que accedió al poder, la visita sirvió de preludio para el anuncio de un cambio significativo en la política norcoreana. En 2013 fue la purga contra su tío Jang Song-thaek; en diciembre de 2017, el comienzo del deshielo hacia Seúl y Estados Unidos declarado pocos días después, en su discurso del 1 de enero de 2018, tras considerar completo el desarrollo de su programa de armamento nuclear. El año pasado subió acompañando al presidente surcoreano, Moon Jae-in, durante una visita histórica de ese jefe de Estado al Norte. Esta vez, la KCNA también presagia acontecimientos inminentes de gran importancia.
“Todos los funcionarios que le acompañaban estaban convencidos, con desbordante alegría y emoción, de que habrá una gran operación que asombre al mundo de nuevo, y que supondrá un paso adelante en la revolución coreana”, indica la agencia de noticias oficial, sin identificar a los funcionarios presentes.
En una señal de la importancia que el régimen otorga a la excursión, para informar de ella la televisión pública recuperó a su célebre presentadora Ri Chun-hee, ya jubilada pero que abandona su retiro para divulgar los comunicados más sensibles. Ella fue quien anunció al mundo la muerte de Kim Jong-il, padre del actual líder, en diciembre de 2011. Ella, también, comunicó la prueba con éxito de un misil intercontinental en 2017.
“Su recorrido a caballo por el monte Paektu es un gran acontecimiento de gran peso en la historia de la revolución coreana”, indicaba la KCNA en su comunicado, desbordante de pompa. Kim, asegura la noticia, “recordó con profunda emoción el camino de dura lucha que recorrió por la gran causa de levantar el país más poderoso, con una fe y una voluntad tan firmes como el monte Paektu, y días de rápidos cambios”.
El líder norcoreano también “recorrió con la mirada las cumbres, tan altas como las empinadas montañas de la revolución que escalará una y otra vez lleno de alegría”.
Todo estaba calculado para transmitir poder y un sentimiento de continuidad en la dinastía. Montar sobre un caballo blanco parecía una alusión a su abuelo y fundador del linaje, Kim Il-sung, que según la hagiografía del régimen cabalgó un caballo de este color durante su lucha contra los japoneses. El Paektu es donde, según la propaganda norcoreana, nació Kim Jong-il durante la ocupación nipona durante la Segunda Guerra Mundial, anunciado por una doble arcoiris y una estrella en el cielo.
La visita al Paektu, en la frontera con China, llega después de que fracasara en Estocolmo un intento de restablecer las conversaciones entre representantes de EE UU y norcoreanos sobre el programa nuclear de Pyongyang. Ese diálogo se encuentra estancado desde el fiasco de la cumbre entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y Kim en Hanói en febrero pasado. Entonces, Trump pidió a su interlocutor el desmantelamiento completo del programa nuclear a cambio de levantar algunas de las numerosas sanciones que pesan contra el régimen. Pyongyang proponía un desarme por fases, en el que cada parte tendría que dar una serie de pasos recíprocos y de obligado cumplimiento antes de pasar a la siguiente.
Un breve encuentro improvisado entre los dos mandatarios en la frontera coreana en junio no condujo tampoco a avances. Al contrario: Pyongyang ha efectuado varias pruebas de misiles desde entonces.
Durante su visita, Kim también acudió a la ciudad de Samjiyon, al pie del monte, para supervisar el gran proyecto de construcción que se levanta allí, según KCNA. El líder norcoreano se lamentó de los problemas que las sanciones internacionales y la “presión de las fuerzas hostiles” generan a la economía del país, según la agencia.
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