Seamos objetivos. El Athletic
no está para tirar cohetes al término de la décima jornada de Liga. Lo admito, pero tampoco es el peor equipo de la galaxia fútbol. Y no soy el más optimista de mi barrio, aclaro.
Vale que el conjunto bilbaíno no meta goles, pero ante el Valladolid y ante el Atlético de Madrid
pudo anotar media docena. No exagero un ápice.
En defensa hubo varios fallos puntuales individuales en ambos compromisos, pero no creo que la zaga sea una línea que nos haga dudar. En ataque, hubo encuentros como Vigo, Leganés o Getafe donde no se creó apenas nada; pero cuerpo técnico y jugadores, eso creo al menos, han sabido rectificar a tiempo.
Ante los pucelanos y en el Wanda
Metropolitano, el equipo de
Garitano
llevó el peso del partido, buscó la portería contraria y chutó a gol, siendo los porteros contrarios los más destacados en el transcurso de ambos choques.
Un equipo que genera ocasiones a lo largo de un partido de fútbol acaba ganando, aunque, cierto es, también pueda perder a veces. Uno que gana por suerte, si no genera oportunidades ante el marco rival, acaba perdiendo, pequeño saltamontes. Nada nuevo sobre el horizonte.
Source link