La acumulación de partidos para el Athletic los domingos a la hora de comer ha desatado la reacción de
Garitano
en la previa del Levante. Reconociendo que no les afecta en lo estrictamente futbolístico, estamos como para ponernos excusas del pasado a problemas del presente; el técnico rojiblanco trata de defender los intereses de sus aficionados mientras carga contra la Liga. Según
Gaizka
, estos horarios van “contra el Athletic” y “contra la gente”.
No estaría mal diferenciar entre la institución, los jugadores y los aficionados. Por ejemplo como lo viene haciendo
Dani García
, al que no le interesan demasiado los problemas del socio que acude al estadio y lo critica bajo el perentorio pretexto de la libertad de expresión que -según él- le debe faltar: “Todo el mundo puede opinar de todo sobre cada futbolista y yo no puedo opinar prácticamente de nada”. ¿Hay un doble discurso en el vestuario o solo lo parece?
El eterno problema de los horarios, debatido casi tanto como el de la animación, radica en la firma de casi todos los clubes a cambio de salvar sus ruinosas arcas y del incumplimiento de objetivos deportivos de un Athletic que acumula dos temporadas fuera de Europa. Ya no hay lunes, pero fracasar en mayo te convierte en cabeza de cartel para marrones.
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