Cristian
Portugués
Manzanera ha empezado la temporada como un cohete. No fallamos si decimos que está siendo el jugador más importante y decisivo en este comienzo del curso. Portu volvió a dejarse la piel en cada acción hasta conseguir el premio del gol. El más complicado. El del 0-1. El que guió a la Real a ser el nuevo líder de la Primera División.
Y es que si la primera campaña del murciano fue de notable alto, la actual apunta a ser de sobresaliente. Portu es un guerrero. Es de los únicos jugadores de la actual plantilla que no ha sufrido percance alguno en las primeras jornadas. Suma 450 minutos en los seis partidos de Liga en los que ha marcado tres goles para liderar la tabla de pichichi realista. Lo mejor, todos ellos sirvieron para ganar.
Su debut en la pasada temporada, sobre todo en los primeros encuentros, evidenció que los 10 millones que pagó la Real al Girona están bien invertidos. Los números, no como este curso, tardaron en llegar. Al murciano le costaba concretar todo lo que generaba en goles. No fue capaz de estrenarse como txuri urdin hasta la jornada 7 ante el Sevilla, mientras que este año fusiló al Elche al tercer partido. La falta de regularidad de cara a puerta hizo que no marcara tres tantos, los mismos que ahora, hasta la jornada 12, en la que consiguió un doblete ante el Granada para sumar su tercer y cuarto tanto del curso. Esta temporada ha decidido que quiere pulverizar todos los números.
Nuevamente el 0-1
Portu volvió a desequilibrar un partido consiguiendo el gol más difícil que se puede hacer en un partido igualado y atascado. El primero. Ya lo hizo en el Martínez Valero y lo volvió hacer el domingo ante el Betis. Cuando el partido más atascado estaba, Portu sacó la estaca para triturar al rival. La temporada pasada terminó con siete dianas y otros tantos regalos en forma de asistencia.
Todo lo que genera
Más allá de los números, primordiales para que la Real consiguiera los tres puntos en Heliópolis, Portu es una fábrica de acciones positivas. Saca corners en momentos delicados, genera amarillas que condicionan encuentros, o se anticipa a defensores más altos que él por garra y pillería. Monreal sutilmente para Oyarzabal, que con la maestría de siempre consigue sacar un centro tocado, medido y al pie del murciano, que se tira en plancha con el interior del pie derecho anticipándose a Moreno. A falta de los goles de los ‘9’ buenos son los del ‘7’.
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