‘A la caza del amor’ o el triunfo de la amistad

A la caza del amor, la miniserie que exhibe Movistar+ basada en la novela homónima de Nancy Mitford, vuelve a demostrar la gran calidad media de los proyectos patrocinados por la BBC y, además, la habitualmente infravalorada y excelente capacidad de síntesis: bastan tres capítulos para narrar el devenir de dos jóvenes a lo largo de los años veinte y treinta del pasado siglo sin que la historia se resienta por ello.

Naturalmente, la serie es más, bastante más. Es, por ejemplo, una demostración del dominio de Emily Mortimer, guionista y directora, en la adaptación de los diálogos en un sector social determinado (las clases privilegiadas del período de entreguerras) que refleja la novela. Frases brillantes con ese punto de humor y cinismo que desciende directamente de Oscar Wilde.

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Dos primas, Linda y Fanny, dos formas opuestas de entender la vida unidas por una indisoluble amistad. Linda, una romántica irredenta capaz de pasar del conservadurismo de su primer marido al comunismo de su nuevo amante para llegar a su apoteosis amorosa con un rico playboy francés, y Fanny, la mujer sensata, la que acepta lo establecido y el tradicional rol de esposa y madre ejemplar: la moderación frente al exceso, el individualismo que prioriza el placer frente a la tradición clásica, y todo ello ambientado en unas mansiones inimaginables para los más y en un excelente recorrido histórico por los sucesos más relevantes de esas dos décadas: desde la fascinación por el comunismo a la cruel represión de los vencedores de una guerra civil española, prolegómeno de la II Guerra Mundial.

Dos mujeres en busca del amor capaces de sortear todos los obstáculos de un siglo convulso a partir de una profunda amistad.

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