Ya está ahí. No hay tiempo para las dudas. No pueden echarse atrás. El show debe continuar. Nadie conoce sus cartas. Ni su estado de ánimo. Once partidos en un patio vacío. Hagan sus apuestas.
“Lleno, por favor”. No estamos en una gasolinera, no. Es el interior del cerebro de los jugadores, técnicos y directivos del Athletic.
Quieren un graderío lleno, enfervorizado, a tope de revoluciones tras cargar los depósitos en Pozas. Un sueño, de momento. Por lo menos, este domingo, parece que no habrá calor meteorológico. El humano aún tardará más.
San
Mamés
se presentará desolado ante el Atlético de Madrid. El sonido del silencio, que cantaban
Simon
and
Garfunkel
, será atronador. Cada jugador deberá abstraerse y auto exigirse como nunca. Buscar su motivación, y encontrarla.
Quiero oír los gritos de
Raúl
a sus compañeros, contagiándoles su adrenalina
Gaizka
Garitano
, desde la banda, será fundamental, más que nunca. Debe ser la chispa que contagie a su tropa, la que encienda el motor del equipo rojiblanco a base de gasolina verbal y gestual. Quiero oír los gritos de
Raúl
a sus compañeros, contagiándoles su adrenalina de pura cepa vírica navarra, aunque se enfrente a su anterior equipo.
Preguntas sin resolver
¿Tendrán chispa? ¿No se vendrán abajo al menor contratiempo? ¿Se lesionará alguna pieza fundamental por la falta de rodaje? ¿En qué momento físico se encontrarán? Todo son dudas para el aficionado. ¿Soportarán un ritmo tan brutal como el que dicta un partido cada 72 horas? ¿Habrá gasolina?
Nada será ya como cuando nos abrazábamos eufóricos en los bares tras superar las dos citas coperas a penaltis
¿Dónde estaremos los 41.028 aficionados rojiblancos que de media nos citábamos cada 15 días en La Catedral? Nada será ya como cuando nos abrazábamos eufóricos en los bares tras superar las dos citas coperas a penaltis o tras la peinada de
Williams
que tumbó al Barcelona. Las distancias sanitarias mandan. El Athletic vuelve a la Liga, la Liga social.
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