El partido entre el Atlético de Madrid y el Villarreal acabó con una escena lamentable que no dejó en buen lugar a algunos aficionados del Atlético de Madrid. En el segundo gol del cuadro castellonense, Gerard marcaba y celebraba el gol como siempre hace, con el mismo gesto. Cuando anota, se dirige a la cámara más cercana, con un gesto para sus hijas, sacando la lengua y tirándose de las orejas. Un gesto claramente infantil.
Pero algunos del fondo sur del Metropolitano, no lo entendieron así, porque la cámara a la que se dirigió el delantero del cuadro castellonense estaba precisamente en ese fondo. Algunos creyeron que se estaba burlando de ellos.
Al desconcierto también ayudó que Oblak fuese a reprocharle la celebración a pesar de que él le intentaba explicar que no, que no quería faltar a nadie, que simplemente hacía lo que hacía siempre, que era para sus hijas… Pero claro, el lío ya estaba montado, se arremolinaban los jugadores, insultos, caían botellas de la grada, etc…
La foto de la celebración que provocó el malentendido
Pues precisamente, a los autores del lanzamiento de estos objetos y los que profirieron estos insultos, les puede salir muy caro. La Comisión Antiviolencia ha propuesto una sanción para ellos de 3.001 euros, y prohibición de acceso a los recintos deportivos por un periodo de seis meses. En concreto se ha identificado a seis individuos que, tras marcar el segundo gol el equipo visitante, arrojaron varias botellas de agua al terreno de juego.
LAS EXPLICACIONES DE GERARD
Al acabar el choque, visiblemente triste por lo que había sucedido, aunque contento por la victoria y el gol, Gerard intentaba aclarar el tema. “Se lo han tomado a mal. Quien me conoce sabe que no falto al respeto nunca. Siempre hago la celebración mirando a cámara para mis hijas. Si se han molestado, perdón, quien me conoce sabe que no hago nada para ello. Entiendo su cabreo pero no he hecho nada. Si se lo quieren tomar así no puedo hacer nada”, señalaba el internacional, en los micrófonos de Dazn.
Por cierto, que lo hacía entre los insultos de no pocos aficionados del Atlético que seguían empecinados en que les había faltado al respeto. “Nunca he faltado al respeto a ninguna afición y no lo voy hacer nunca. Siempre celebro así los goles con independencia del campo y de la afición. Estoy muy tranquilo porque no he hecho nada”, añadía.
Para colmo, por todo lo que se había generado, De Burgos Bengoetxea le sacó amarilla. Amonestación que, a la vista de las imágenes, Apelación no dudó en quitarle.