Bromas, sonrisas y alegría generalizada en el banquillo de los Golden State Warriors tras su segunda y contundente victoria de la temporada a domicilio, que dejó en evidencia a unos Minnesota Timberwolves que siguen sin mandar buenas señales. Un primer cuarto demoledor que terminó con parcial de 27-47 les bastó a los visitantes para gestionar la ventaja y hacer la goma a base del arma que les ha definido en sus años dorados, el triple. La victoria por 114-137 tuvo la impronta de Stephen Curry y Andrew Wiggins para empezar y la de Klay Thompson para rematar.
El base firmó un nuevo partido total con 25 puntos, 11 rebotes y 8 asistencias, mientras que el escolta terminó con 21 tantos, 2 rebotes y 2 asistencias. Entre ambos acertaron 9 triples de 19 intentos y fundieron en el tramo final el intento de remontada infructuoso de los locales, todavía piezas desconectadas y frustradas sobre la pista cuando ya se ha disputado una cuarta parte de la temporada.
Rudy Gobert siguió sin enterarse de la historia y se quedó en 9 puntos y 10 rebotes, mientras que Karl Anthony-Towns puso algo más de su parte con 21 puntos, 4 rebotes y 4 asistencias. Lo más noticiable para las torres gemelas fue el golpe en la rodilla que se llevó el dominicano, un susto que por fortuna quedó en nada. En otro planeta, dominando el juego exterior, Anthony Edwards terminó como el máximo anotador del encuentro con 26 puntos.
La falta de conexión entre sus pilares se hizo más evidente ahora que los Warriors por fin han encontrado una rotación sólida y vienen de ganar siete de sus últimas diez citas. Todo les sonrió, con Wiggins currando como siempre con 17 puntos y Draymond Green apuntando como nunca: 19 puntos, 4 rebotes y 11 asistencias con un 6 de 7 en tiros de campo y un 1 de 2 en triples. Partiendo desde el banquillo, Jordan Poole soltó su mejor versión con 24 puntos, 4 rebotes y 6 asistencias (3-9 3P) y tuvo el acompañamiento de Donte DiVincenzo, autor de 14 puntos y 6 rebotes en 18 minutos, su mejor actuación con la camiseta de los californianos.
“John Wooden dijo una vez: ‘es increíble lo que un equipo puede conseguir cuando a nadie le importa quién se lleva el mérito’. Creo que nosotros personificamos esta frase, y el esfuerzo de todos ha sido muy equilibrado”, comentó un satisfecho Klay Thompson tras el partido. Con el triunfo, los Warriors se ponen con un balance positivo (11-10) y adelantan a los Wolves (10-10) en la apretada clasificación de la Conferencia Oeste, donde tienen a tan solo tres victorias la primera plaza de los Phoenix Suns (13-6)
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