Repasar los textos de Kareem Abdul-Jabbar, una leyenda del deporte que trasciende lo meramente competitivo, siempre es recomendable para comprender cómo pueden los atletas profesionales colaborar con la sociedad. En el caso de Kyrie Irving, como él mismo explica en la última entrada de su blog personal, se trata de observar cómo no ayudar. El jugador de los Brooklyn Nets, liberado de las restricciones por la covid-19 de la NBA, el estado de Nueva York e incluso Canadá, podrá disputar la temporada al completo y volverá a ser uno de los focos de atención del curso.
Su talento sobre la pista está fuera de duda, pero su comportamiento sigue levantando ampollas fuera de la misma. ¿Su última polémica? Compartir un vídeo de 2002 sobre una teoría de la conspiración de Alex Jones, fundador del portal de desinformación Infowars juzgado por negar hechos como los tiroteos en Sandy Hook –él mismo, en un juicio, reconoció que mentía en pantalla para aprovecharse de los espectadores y ganar millones de dólares–. En el vídeo compartido por Irving, se habla de un entramado liderado por varios mandatarios internacionales que pretenden liberar plagas alrededor del mundo con el único objetivo de ensanchar sus bolsillos.
“El proceso mental de Kyrie Irving es un ejemplo de qué ocurre cuando el sistema educativo falla”
“El proceso mental de Kyrie Irving es un ejemplo de qué ocurre cuando el sistema educativo falla”, arranca Abdul-Jabbar, de 75 años, que hace un año publicó una pieza sobre el rechazo del jugador a vacunarse contra el coronavirus. “Los hechos han demostrado que la acusación era verdadera. A Irving le dio lo mismo. Continuó promocionando sus sentimientos antivacuna, sin importarle el costo en vidas y salud de los demás, y encima proclamándose mártir. No es broma… Ahora ha vuelto más destructivo, insensible y sencillamente estúpido que antes”.
El texto del legendario exjugador, seis veces campeón de la NBA con los Milwaukee Bucks y Los Angeles Lakers, continúa duro, pero certero en el análisis:
“Kyrie Irving debería ser despachado como un bufón cómico si no fuera por su influencia sobre la gente joven que admira a los atletas. Cuando me fijo en deportistas que han usado su estatura para mejorar la sociedad –Colin Kaepernick, LeBron James, Muhammad Ali, Bill Russell, Billie Jean King, Arthur Ashe y demás– me queda claro cómo Irving ha mancillado la reputación de todos los atletas que pretenden ser considerados más que estúpidos deportistas.
Irving no parece tener la capacidad de cambiar, pero nosotros tenemos la capacidad de seguir luchando contra su marca de comportamiento destructivo. Una manera de hacerlo, más allá de mover la cabeza y mandar tuits ofensivos, es escribir a sus patrocinadores y pedirles que dejen de pagarle –o lo haremos nosotros con ellos. Nike es probable que haya decidido no renovar su contrato después de este curso, pero Pepsi y 2K Sports siguen pagando. (No hay que sentirse mal por Irving: habrá ganado 230 millones de dólares cuando termine la temporada 2022-2023. Eso compra a muchos lameculos)”.