La leyenda de la NBA Kareem Abdul-Jabbar se ha sumado este fin de semana al movimiento de protesta por la opresión a la comunidad afroamericana en Estados Unidos. En un editorial escrito para el LA Times
, el exjugador de los Milwaukee Bucks y Los Angeles Lakers se ha mostrado muy preocupado ante la situación del país y la reacción de las autoridades a la indignación de la población negra en EE.UU.
“La comunidad negra está acostumbrada al racismo institucional inherente en la educación, el sistema judicial y laboral. A pesar de que hacemos todo lo convencional para aumentar la conciencia política y pública, la aguja apenas se mueve”, escribe Abdul-Jabbar.
“Con la COVID-19 las duras consecuencias quedan al descubierto ya que morimos mucho más que los blancos, somos los primeros en perder nuestros trabajos y observamos indefensos como los republicanos tratan de evitar que votemos”, prosigue el exjugador, referente en la lucha de los derechos de las minorías durante y después de su carrera profesional.
Las imágenes del Floyd sometido or el policía
“Ahora que asoma la panza del racismo institucional, parece que la temporada de caza de negros ha empezado. Si hay alguna duda, los últimos tuits del presidente Trump confirman el espíritu nacional cuando califica a los manifestantes de matones y da el visto bueno a dispararles”, afirma con dureza.
En la misiva, llena de dolor y rabia, Abdul-Jabbar suelta frases que deberían quedar grabadas en nuestra memoria: “El racismo en Estados Unidos es como polvo en el aire. Parece invisible, incluso cuando te ahogas en él, hasta que dejas entrar el sol. Entonces ves que está por todos lados”.
Para terminar su poderosa carta abierta, el exjugador comenta que la COVID-19 es un problema enorme y que, claro que desde las televisiones es fácil destacar que esa gente no respeta la distancia social, pero que el virus del racismo es mucho más peligroso para el país, lleva siéndolo demasiado tiempo.
“Lo que deberían ver cuando ven a manifestantes negro en la era de Trump y el coronavirus es gente empujada a sus límites, no porque quieran abrir los bares y el salón de uñas, sino porque quieren vivir. Respirar”, sentencia Abdul-Jabbar. Y concluye: “Lo que quiero ver son prisas para hacer justicia, no prisas para juzgar [manifestantes]”.
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