Abel Resino, que se consagró entre 1986 y 1995 como portero del Atlético de Madrid, reconoce a sus 60 años que tiene ganas de volver a entrenar y que uno de sus objetivos es dirigir a algún equipo fuera de España.
Tras dirigir al Valladolid, Celta de Vigo o Granada, con el que concluyó su relación en 2015, confiesa en declaraciones a EFE que sigue viendo mucho fútbol, participa en alguna radio e, incluso, ha colaborado con algún equipo de China.
Sus representantes trabajan para que Abel pueda dirigir a algún equipo del extranjero y espera que llegue alguna oferta interesante, aunque reconoce que la situación es difícil.
Coincidiendo con El día del Portero que el año pasado institucionalizó la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) cada 20 de mayo, Abel Resino recuerda que para él sus referentes fueron la sobriedad de José Ángel Iríbar o la agilidad de Miguel Ángel.
Su portero perfecto, una mezcla entre el arquero del Barcelona Ter Stegen y el guardameta esloveno del Atlético de Madrid Jean Oblack.
A su juicio, “están volviendo porteros más atajadores, hubo una etapa ahí con Casillas, Buffon que eran porteros más de repeler balón, de rechaces, de quitárselos de encima. Son modas”.
En cuanto al papel del portero sobre el terreno de juego, explica que “la normativa, poco a poco, la fueron complicando” para el portero, en relación a la norma de la cesión que se fijó en 1992.
Según Resino, que inició su carrera futbolística en el Toledo, donde nació, y la concluyó en el Rayo Vallecano en 1996, la normativa ha propiciado que el portero sea más participativo con el pie, “sobre todo en los equipos grandes”.
De los españoles del presente, Abel
Resino destaca a David de Gea, a pesar de “sus altibajos”, y otros de la escuela de Lezama como Kepa Arrizabalaga o el propio Unai
Simón.
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