Lonnie Walker IV se llevó la mayoría de los focos, y LeBron James todavía más como de costumbre. Sin embargo, la victoria de Los Angeles Lakers sobre los Golden State Warriors por 104-101 tuvo mucho que ver con una colosal secuencia defensiva de Anthony Davis. El pívot angelino, que en la segunda mitad apenas tuvo impacto en ataque, se mantuvo centrado y puso el candado sobre Stephen Curry en dos posesiones decisivas del último minuto.
El base y referente del conjunto de San Francisco venía de dar un recital con 31 puntos, 10 rebotes y 14 asistencias, su tercer triple-doble en unos playoffs en toda su trayectoria de éxitos, pero AD se puso en su camino cuando el reloj apuraba a ambos equipos.
“AD puede defender a cualquiera”, celebraba LeBron, encantando con el rendimiento defensivo de su compañero estrella. Curry intentó bailar al pívot, pero no logró zafarse de él y tuvo que forzar demasiado el tiro desde la media distancia con 102-101 en el marcador y 30 segundos por disputarse. Erró, pero Draymond Green cazó el rebote ofensivo y le dio otra oportunidad.
Volvió a encarar Davis, que se mantuvo encima suyo y le molestó lo suficiente en el triple para que volviera a fallar. Sin duda, fue la demostración visual de la importancia de AD en el esquema defensivo de unos Lakers que alimentan su campaña de playoffs en la excelencia atrás más que en el ataque.