Adam Silver, comisionado de la NBA, no se corta ni un pelo a la hora de analizar las tareas pendientes de la competición. Todo un ejemplo para la sociedad en muchos aspectos, la liga estadounidense mantiene todavía el techo de cristal con las mujeres y su papel preeminente en el seno de la organización. “Estaría muy decepcionado si, en cinco años, no hemos visto ya a nuestra primera mujer entrenadora jefa en la NBA”, explica el máximo ejecutivo de la liga en un podcast de la NCAA dirigido por Bonnie Bernstein.
En la actualidad, la NBA emplea a cinco preparadoras asistentes en sus 30 franquicias. Jenny Boucek (Indiana Pacers), Lindsey Harding (Sacramento Kings), Sonia Raman (Memphis Grizzlies), Kristi Toliver (Dallas Mavericks) y Teresa Weatherspoon (New Orleans Pelicans).
“Lo he dicho antes ya. Aunque hemos liderado en muchas cosas desde el deporte profesional, con la WNBA y la NBA al frente de varias, vamos algo tarde en este aspecto”, reconoce el mandatario. “Deberíamos tener a una primera entrenadora en estos momentos, a más árbitras”, añade.
Becky Hammon, llamada a convertirse en la mujer que rompiera el techo de cristal, se cansó de esperar como asistente de Gregg Popovich en San Antonio y terminó por largarse a Las Vegas Aces de la WNBA, donde se ha convertido en la entrenadora mejor pagada de la competición y se ha llevado el título de campeona en su primer curso al frente de un banquillo al máximo nivel.