Si aquella maldita lesión que sufrió en el Bernabéu, en diciembre de 2015, no le hubiera obligado a decir adiós al fútbol profesional tan pronto, los brazos de Imanol
Agirretxe (Usurbil, 1987) seguirían desplegados hacia el cielo de Anoeta, celebrando un gol más que añadir a aquella cuenta que se detuvo en 75 dianas en 272 partidos oficiales. En agosto de 2018 el delantero usurbildarra anunció que ya no volaría más, que su lucha contra el regreso a los terrenos de juego finalizaba. Se abrió entonces para el punta guipuzcoano otra etapa de su vida en la que ha descubierto otras pasiones y otros deportes en los que, de alguna manera, también revolotea cerca del cielo.
Y es que así se ha debido de sentir este pasado fin de semana un Agirretxe que, emulando a los Mikel
Landa, Pogacar, Primoz
Roglic o Egan
Bernal, ha rodado por alguna de las cumbres más míticas de los Pirineos, siguiendo la estela del pelotón en el Tour de Francia. El plan perfecto para muchos aficionados al deporte de las dos ruedas en Euskal Herria.
Desde que colgó las botas, el usurbildarra se ha convertido en un gran aficionado al ciclismo, deporte que los futbolistas profesionales tienen vetado mientras están en activo. No es difícil verle rodar por diferentes terrenos de nuestra orografía todas las semanas, lo que permite a Agirretxe conservarse igual que hace dos años, cuando se retiró del fútbol a los 31 años.
Doble etapa pirenaica
Aprovechando el paso este pasado fin de semana por los puertos más cercanos a nuestro territorio, Agirretxe se convirtió en uno más de esos cientos de ‘globeros’ que inundan las carreteras francesas cuando la ‘Grande Boucle’ atraviesa los Pirineos. Perfectamente equipado para la ocasión y con una ‘máquina’ Giant Propel, similar a la que manejan los ciclistas profesionales del Kern Pharma, por ejemplo, el extxuri urdin cumplió el sueño de todo aficionado a la bicicleta que se precie, hacer cumbre en el Tourmalet.
Agirretxe formó una grupeta junto a su cuñado y un amigo de la cuadrilla. El plan incluía dos jornadas con cuatro puertos, dos de ellos incluidos en el recorrido oficial del Tour, uno de Primera y otro de categoría especial. Y es que antes de coronar el Tourmalet, Agirretxe y sus compañeros transitaron por el Port de Báles y el Peyresourde horas antes de que lo hiciera Nans
Peters en busca de la victoria de etapa el sábado. El primero, de 11,7 kilómetros con una pendiente media del 7,7%, y el segundo, de casi 10 kilómetros (9,7) con un desnivel del 7,8%. Tras ver ganar a Peters y cómo Pogacar daba su primer recital al recortar 40 segundos a sus rivales directos fugándose en solitario, Agirretxe acometió el domingo una segunda jornada con el mencionado Tourmalet (19 kilómetros al 7,4%) y el Col du Tentes (10,6 kilómetros al 7,82%). El exfutbolista ha regresado maravillado con esta última ascensión, que se acomete desde Gavarnie, por el bellísimo paisaje del que se puede disfrutar en la misma.
La dureza final de Tourmalet
Aunque tiene ya muchos kilómetros en sus piernas y es posible que incluso pese algún kilo menos que cuando estaba en activo, Agirretxe ha podido comprobar la dureza, en especial en los últimos kilómetros, del que seguramente será el puerto más famoso de la historia del Tour de Francia y el que en más ocasiones se ha ascendido, el Tourmalet. Después de ser final de etapa el año pasado -ganó Thibaut
Pinot-, en este 2020 no ha sido incluido en el libro de ruta de la organización por lo que el pelotón lo ha podido esquivar. No así Imanol
Agirretxe que, desde este pasado fin de semana, ya puede presumir de haber coronado una cumbre que en su día franquearon en primer lugar mitos como Fausto
Coppi, Eddy
Mercks, Federico
Martín
Bahamontes o Claudio
Chiapucchi.
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