Ya se acaba. Qué ganas de pasar la página del calendario y comenzar 2021. Se cierra un nefasto año en el que dejamos muchas cosas por el camino, proyectos bonitos, pero lo bueno es que 2020 ya no nos puede hacer más daño. Podía haber sido el año en el que el Athletic se proclamara de nuevo campeón de Copa, poniendo el broche perfecto a la carrera de Aduriz. La maldita pandemia lo hizo saltar por los aires. La opción de levantar el título sigue ahí, pero no será lo mismo. Muy optimista hay que ser para pensar que habrá espectadores en La Cartuja.
Un derbi vasco sin público. Qué triste. Mañana tendremos un anticipo en San Mamés, se hará muy raro. Hubiera sido precioso ver a las aficiones de ambos clubes en procesión hacia el campo un día de Nochevieja, dando vida a los aledaños y llenando las gradas. Solo habrá silencio. Los rojiblancos intentarán que no se les atraganten las uvas. La victoria dejaría al Athletic cerca de Europa. A cinco puntos, con un partido menos, de una Real Sociedad a la que hasta hace poco colocaban el cartel de aspirante a la Liga.
Eso era exagerado. No lo es que sea un señor equipo que puede hacer grandes cosas, mejorado con respecto al curso pasado, sobre todo gracias a la solidez defensiva. La chispa que enciende la mecha txuri urdin es la confianza en la idea de Imanol, todos sus jugadores van a muerte y eso es un plus. El contrapunto es un Athletic que en los últimos tiempos ha perdido estabilidad, tanto en lo deportivo como en lo institucional. Pero esto del fútbol son ciclos. Una montaña rusa.
Lo importante es resistir y no venirse abajo en las malas para luego disfrutar en los buenos momentos, que a buen seguro llegarán. Vale para el Athletic y para otros ámbitos de la vida. Ha sido un placer: Alberto, Jon, Javi, Ainara, Joseba, Fran, Alex, Ibon, Agurtzane, David García, Unai, Jokin, Belén, Marta Bernardo, David Quintano, Rober, Jordi, Iñaki Eneriz, Juan Flor, Aiol, Mireya, Juan Echeverría, Marta Olmo, Javi, Felipe, Begoña, Joana, Julen, Marta Olmo, Álvaro, Nika, Ramón (DEP), Carlos, Iñaki Ugalde. Fue bonito mientras duró.
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