Agustín Rodríguez (Marín, Pontevedra, 1959) fue el encargado de defender la portería del Castilla en aquella mítica final de Copa que disputó ante el Real Madrid hace justo 40 años. Perdió 6-1 después de recorrer un camino espectacular en el que dejó por el camino a equipos de la talla del Hércules, el Athletic, la Real Sociedad y el Sporting.
Aquel Castilla fue el único filial de la historia que alcanzó una final de Copa. Años después de aquella gesta, cambió la normativa y prohibieron participar a los filiales en la competición. Cuatro décadas después de aquel encuentro, Agustín recuerda un partido que, como declaró en una entrevista a EFE, “tenía que ganar ‘papá’”.
Esa temporada, la 1979/1980, llegó al banquillo Juanjo García para sustituir a Juan Santisteban. ¿Qué cambió con su llegada?
Empezamos con Santisteban. Un hombre de la casa, de la selección, con un carácter afable y conservador. Siempre inducía al temor, al cuidado con el rival. Juanjo fue como un soplo de aire fresco para el equipo. Potenció los valores que teníamos cada uno y la libertad de desarrollar lo que vio en nosotros. El juego, la calidad, la fortaleza a ir a por los partidos, tratar de ganar lo que fuera, divertirnos al máximo. Tuve dos entrenadores que en el fondo me hicieron cambiar un poco y dar sentido al fútbol. Fueron en el Juvenil A y en Castilla. Gente que confía en tus posibilidades que hacían que te sintieras importante. Juanjo nos hizo sentir eso. Jugábamos todos como equipo, pero como equipo de verdad. Perdíamos y ganábamos todos. Se consiguió algo que no se va a repetir en la historia del fútbol. Se vivió con naturalidad y Juanjo fue importante porque daba carrete.
¿Cuando empezó aquella temporada imaginaban que podía pasar algo así?
No ¿Cuáles son tus ideas con 19 años? Disfrutar del juego. Estaba en el Castilla y venía desde los infantiles. Iba dando pasos y no me planteaba nada. Dependía que contaran contigo o no. Una buena temporada o no. Quería hacerlo bien y dependía de muchas cosas. Decía… ¿Van a contar conmigo? ¿El equipo va a estar bien? ¿Vamos a estar en mitad de la tabla? El Castilla mira dónde está ahora, en Segunda B, trayendo jugadores de todo el mundo. Antes venían casi todos de zonas de Madrid, alguno de Toledo, de Albacete. No te planteabas nada, vivías al día.
Antes de la final pasaron siete eliminatorias. Extremadura, Alcorcón, Racing, Hércules, Athletic, Real y Sporting. ¿Cuál fue la más complicada?
Todas. Hércules, con extranjeros, de Primera División, perdimos 4-1 en la ida y 3-0 en la vuelta. Primero 10.000 personas en el campo y en la prórroga abrieron las puertas y había 70.000 personas; después, el Sporting con Ferrero, Quini, Castro, Cundi o Joaquín, jugadores de selección. Un equipo puntero; el Athletic, rey de copas con Rojo, Alexanco, Dani, Zúñiga… tenían un equipo importante; la Real, con Arconada, Satrústegui, Ufarte, Zamora… llevaban dos años peleando con el Real Madrid y llevaban toda la temporada sin perder. Les ganamos la eliminatoria y luego perdieron en Sevilla para que el Real Madrid ganara la Liga. Todas fueron complicadas, no regalaban nada. Pudimos haber perdido cualquiera.
Mientras iban pasando rondas, ¿los jugadores del primer equipo les decían algo?
Nos veían, nos felicitaban y según iban pasando las eliminatorias iban diciendo… ‘a ver si os largan de una vez’. Igual que nosotros queríamos que en las semifinales contra el Atlético les eliminaran. Queríamos al Atlético en la final. Habría sido una eliminatoria digna de una final que nosotros podríamos haberla disputado como disputamos otros partidos. Seguramente, la hubiésemos perdido. Hablé en alguna ocasión con Luis Aragonés y siempre me dijo que no nos querían ver ni en pintura.
Queríamos al Atlético en la final (…) Seguramente, la hubiésemos perdido. Hablé en alguna ocasión con Luis Aragonés y siempre me dijo que no nos querían ver ni en pintura
¿Por qué dice que contra el Atlético se podría haber disputado la final y contra el Real Madrid no?
Porque había un respeto generacional que en aquella época hacia los mayores era reverencial. No se te ocurría darles una patada. Los partidos que jugábamos los jueves, si decían falta, era falta y te apartabas sumisamente. El partido que jugamos contra ellos no fue competitivo. Sobró todo el cambio que hubo de escenario durante la semana, los cambios de planes que no hicimos contra los otros equipos. ¿Por qué hubo cambios? Pues porque decidieron que los hubiera.
De Luis de Carlos no se habla nunca en esta historia. ¿Apareció por algún lado? ¿Les dijo algo?
No. Aparecían directivos. El mismo día del partido entró uno de los directivos que no recuerdo su nombre y dijo que jugáramos con tranquilidad. ¡Yo le dije que qué partido se jugaba con tranquilidad! No había nada que hacer. Juanjo y yo lo habíamos hablado con Pineda y Casemiro: ‘Este partido no podemos ganarlo, va contra natura’.
No se te ocurría darles una patada. Los partidos que jugábamos los jueves, si decían falta, era falta y te apartabas sumisamente. El partido que jugamos contra ellos no fue competitivo
¿Habría sido un ridículo para el primer equipo que les ganarais?
No. Quítatelo de la cabeza. Era imposible ganar. Cuando digo imposible, era imposible. No es que nos dijeran que teníamos que perder, no. Es que en la época en la que vivíamos, en la que los mayores mandaban, había obediencia, seguías el camino de los directivos y el primer equipo te marcaban las directrices. ¿Cómo ibas a ganarles? Ellos salieron con un empuje y con un cabreo tremendo. No contra nosotros porque hubiéramos hecho las machadas que hicimos. Era porque las loas que nos daban a nosotros para ellos eran palos. Para la gente fuimos un soplo de aire fresco. Un equipo filial con chavales de 19 años que llenaba el Bernabéu. El fútbol es ilusión y veían que ganabas a equipos contra los que los mayores las pasaban canutas.
¿Os pudieron infravalorar los rivales contra los que íbais jugando?
En el fútbol infravalorar es muy difícil. He vivido muchas situaciones en el Castilla y luego en Primera. Puedes salir con un ánimo más relajado. Puede afectar positiva o negativamente. Sin mochila de tensión, se puede jugar mejor. O, de repente, te pueden pasar por encima. Depende de las circunstancias. A la hora del sorteo, podrían querer al equipo de Segunda. Ellos podían pensar que tenían más experiencia y calidad, pero tenían que enfrentarse a tíos jóvenes en la flor de la vida.
¿Provocasteis que el Real Madrid ganara esa Liga? La Real no había perdido en toda la temporada, les ganasteis, fueron derrotados en Sevilla el siguiente fin de semana y el Real Madrid ganó la Liga…
Tú y yo estamos conversando ahora y te puedo apuntar que fuimos capaces de darle al Madrid el doblete. La Copa la tenían segura y la Liga se la dimos nosotros. ¿Fuimos parte importante? Sí.
¿Qué jugador del Real Madrid fue más combativo en esa final?
Fue una semana atípica. Cambiaron horas de entrenamiento… todo. En el partido ellos estaban en posición Copa de Europa. A por todas desde el vestuario, en la salida de la escalera, durante todo el partido. Y nosotros estábamos en ‘posición cordero’. Y lo siento. De hecho me fui del partido muy mosqueado, me encabroné mucho conmigo mismo y con todo el equipo.
Después el primer equipo y el Castilla se hicieron una foto de familia y usted no estaba…
No, no estaba.
¿Tanto se enfadó que no quiso salir?
Me fui directamente. Rompí la puerta del vestuario y me duché. Mi camiseta roja, que era mía, no era del club, la tiré ahí mismo. Una pena. Tengo otra, pero la que llevé puesta, la tiré. A un portero cuando le meten seis goles se va jodido. El equipo está jodido, pero el portero es el que recibe la goleada.
Muchos aficionados rivales del Real Madrid tachan aquella final como de amigos y que la Copa estaba decidida. ¿A toda esa gente que tiene que decirle?
Vamos a ver… la final regalada… En un bonito reportaje para televisión lo titularon, efectivamente, ha sido “la Copa más blanca” que la tenía que ganar papá. Era eso y no hay vuelta de hoja. Era la Copa más fácil para el Real Madrid. Compitiendo al cien por cien podía ser un 4-2. Pineda lo decía el otro día: ‘La primera vez que pasé por allí, Pirri me dio una patada y me pregunté qué hacía. No se la iba a devolver…’ Pineda había machacado a las defensas de la Real, del Athletic… o Paco Balin o Cidón. No había nada que hacer. Es triste. En mi fuero interno, sabiendo que no había nada que hacer, creí que iba a ser un partido más igualado. Y por eso me dolió mucho. Me dolió más a los dos días. Subimos a entrenar con el primer equipo Pineda, Gallego y yo, nos recibieron aplaudiéndonos con el 6-1 en el marcador con Pirri el primero diciendo… ‘Tomad’. Me dolió mucho. Por eso no me hice la foto.
Me fui directamente. Rompí la puerta del vestuario y me duché. Mi camiseta roja, que era mía, no era del club, la tiré ahí mismo. Una pena. Tengo otra, pero la que llevé puesta, la tiré
¿Cree que aquella generación del Castilla fue olvidada? Muchos creen que esa final la jugó la ‘Quinta del Buitre’ y no había ninguno ¿Os faltó marketing?
El Real Madrid venía de una necesidad económica muy fuerte. En la temporada 1982/83, con Luis de Carlos, llegó a los 1.000 millones de presupuesto. No había dinero para fichajes y mantenía el fútbol, el baloncesto y la empresa. El fútbol vivía de los socios. Llevábamos dos años perdiendo la Liga en el último partido. Habíamos perdido la Copa de Europa. Con Di Stéfano quedamos segundos en todo. Quería fichar y no había dinero. Entonces Di Stéfano tiró de la Quinta y hubo un repunte en prensa. Eran jugadores excepcionales. Marcaron un hito en el club. Si vas a que no se valoró, no se valoró nunca la época del Castilla y del Real Madrid del 80 al 85 disputando cuatro finales europeas y ganando dos Copas del Rey y ganando una Liga. Hasta la temporada 97/98 no se volvió a jugar una final europea. En esos años no se valoró nunca lo que el Madrid consiguió.
¿Aquella temporada es la que más recuerda de su carrera?
Son épocas. El recuerdo forma parte de la vida de uno. La final de la Copa de Europa, la Recopa, las Ligas que ganas, las que pierdes. Tenerife, las viviendas con el Real Madrid, Tenerife en Europa, mi retirada… son muchos momentos. ¿Con qué te quedas? En el Real Madrid te enseñan a ganar. Quedar segundo era una mierda. En Tenerife perdían y les daba igual. Les decía que había que cambiar la mentalidad. Nos metimos en Europa y cuando lo conseguimos me rompí. Mi vida ha estado marcada también por lesiones puntuales. Ese Tenerife luego hizo en Europa temporadas enormes con Redondo, Del Solar, Dertycia… Pero es la vida.
¿Me puede resumir en una frase aquella final de Copa?
No fue un partido. Para mí fueron partidos los otros. Para mí la final no fue un partido. No fue un partido a la vieja usanza de competición. Y me jodió.
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