Airbus prepara el cierre de la planta de Puerto Real y el traslado de su personal a El Puerto de Santa María

Protesta de trabajadores de Airbus Puerto Real ante el Parlamento Andaluz, este miércoles en Sevilla.
Protesta de trabajadores de Airbus Puerto Real ante el Parlamento Andaluz, este miércoles en Sevilla.PACO PUENTES / EL PAÍS

El grito de lucha “Airbus Puerto Real no se cierra” ha resonado desde hace meses más allá de la Bahía de Cádiz. Pero no ha sido suficiente para evitar que el fin de la planta se haya hecho firme como una decisión irrevocable que en la multinacional ya dan por firme, aunque no cuenten con el apoyo de los sindicatos. La compañía prepara ya la hoja de ruta de una larga mudanza que culminará con el traslado de toda la actividad de la fábrica puertorrealeña a la factoría dedicada hasta ahora a la división militar que tiene en el municipio vecino del Puerto de Santa María. Se hará con dos directrices: que la carga de trabajo se quede en Cádiz y que el empleo se mantenga, según aseguran fuentes de la empresa. La medida garantiza el empleo para los 300 trabajadores directos de la firma en este centro, pero deja en el limbo a unos 200 de subcontratas y auxiliares, según ya estimaron los sindicatos.

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“Es un traslado, la consolidación de dos centros en uno”, remarca una fuente de la compañía que elude hablar de cierre. El gigante aeronáutico europeo ya avanzó el pasado 1 de julio su intención de fusionar las dos factorías, pero había preferido hasta ahora mantener un perfil bajo con la intención de que la mudanza se hiciese bajo el paraguas de un acuerdo con el comité interempresas que, por ahora, rechaza la medida por unanimidad. Dos semanas después, Airbus España ha asumido que el proceso de traslado “debe comenzar ya”, aunque el arranque sea de forma unilateral. La compañía asume que no será una mudanza sencilla, dados los procesos de fabricación a trasladar. Tardará “años”, un mínimo de unos dos, aunque no implicará una ampliación de las instalaciones que la multinacional tiene en El Puerto.

Desde mayo, las negociaciones entre Airbus y los sindicatos se han emponzoñado hasta el punto de crear divisiones entre los propios trabajadores. De hecho, la compañía asegura que su decisión no es más que la aceptación mejorada de una primera propuesta que llevaron a la mesa de negociación los sindicatos UGT, Comisiones Obreras y SIPA —como federaciones nacionales, no como comité— en el que, además del mantenimiento de los puestos, proponían la conversión de la planta puertorrealeña en un centro de innovación 4.0 sostenido por el Gobierno. En su idea, contaron con el apoyo del Ministerio de Industria y a Airbus le gustó la idea. No ocurrió lo mismo con la plantilla, que incluso apostó mayoritariamente por acudir a una huelga convocada el pasado 21 de mayo, pese a que los sindicatos mayoritarios la habían desconvocado en señal de buena voluntad y solo CGT la respaldaba.

Desde ese momento, los dos bloques —empresa y sindicatos— se han alejado y se ha aprobado un calendario de movilizaciones que aún siguen. Este miércoles, los sindicatos se manifestaron a las puertas del Parlamento de Andalucía. El jueves, el comité interempresas realizó otro tajante comunicado por unanimidad en el que aseguraban no dejarse “amenazar ni chantajear”. “Si hay acuerdos aceptados por la empresa, que se pongan encima de la mesa”, aseguraron en esa misma nota en la que acusaron a la dirección de tener un “errático comportamiento”. Juan Manuel Trujillo (CCOO), presidente del comité de Airbus Puerto Real remite al comunicado y confirma el rechazo a cualquier medida de la empresa sin acuerdo. “Ni siquiera hay propuestas”, se queja el sindicalista, a preguntas de EL PAÍS.

Descenso de actividad

Airbus desembarcó en Puerto Real —procedente de Cádiz— en 1988, cuando todavía era Construcciones Aeronáuticas S.A. El primer golpe a la supervivencia de esta planta dedicada a la división civil llegó con la defunción del superjumbo del fabricante europeo, el A-380, en febrero de 2019, ya que la fábrica puertorrealeña se encargaba de producir sus estabilizadores, entre otros componentes de otros aviones. La pandemia ha hecho el resto y ha dejado a la factoría a menos de la mitad de actividad. La multinacional prevé que, por mucho que el mercado se recupere tras la crisis de la covid, la carga de trabajo tardará mucho en llegar. “Ni hay carga ni se la espera”, asegura la misma fuente.

Aunque la multinacional es tajante en su compromiso actual con el mantenimiento de la carga de trabajo y de empleos directos en la nueva ubicación, no precisa qué será de los trabajos subcontratados, tales como servicios de seguridad o limpieza, y que CGT contabilizó en unos 200 empleos. Además, de Airbus dependen 25 empresas gaditanas que generan 1.000 puestos de trabajo. La compañía asegura que el mantenimiento del 100% de los proyectos existentes, asegurará faena a estas pequeñas y medianas empresas.

Una vez se materialice el traslado —o incluso antes— debería arrancar la actividad de ese centro 4.0 en Puerto Real que, gestionado por el Gobierno, está llamado a desarrollar proyectos de investigación e innovación compartidos. Pero sin el paraguas de Airbus, y con las experiencias fallidas anteriores, el escepticismo con la propuesta en la Bahía es máximo. En terrenos cercanos del astillero Navantia continúa sin vida el Centro de Fabricación Avanzada, atascado desde hace cuatro años, para un fin prácticamente similar al que ahora se le quiere dar a la moribunda planta puertorrealeña.


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