Al menos 36 muertos y decenas de heridos en el choque de dos trenes en el centro de Grecia

Al menos 36 muertos y decenas de heridos en el choque de dos trenes en el centro de Grecia

Al menos 36 personas han muerto y decenas han resultado heridas al chocar dos trenes cerca de la ciudad griega de Larisa, en el centro del país. El peor accidente ferroviario en la historia de Grecia se produjo cuando un convoy de pasajeros que viajaba desde Tesalónica hacia Atenas colisionó con uno de mercancías, según ha indicado el servicio de bomberos de Grecia. Según los informes preliminares, el tren de pasajeros se había desviado a un carril equivocado, por donde circulaba el de carga. Entre los dos trenes, según la empresa Hellenic Train, viajaban 346 pasajeros y 20 tripulantes. Las autoridades contabilizaban a primera hora del jueves 66 personas hospitalizadas, en el Hospital Universitario de Larisa y en el hospital de Katerinis, de las que seis están ingresadas en la UCI.

El ministro de Transporte e Infraestructuras, Kostas Karamanlis, ha dimitido mediante un comunicado. Declaró que la renuncia era su deber y lo mínimo que podía hacer para “honrar la memoria de las víctimas”. Además, el jefe de la estación de Larisa, de 59 años, ha sido detenido tras prestar declaración. El detenido ha negado negligencia alguna y ha culpado del accidente a un posible fallo técnico, según informa la agencia Reuters.

Los trenes chocaron poco antes de la medianoche local (once de la noche, hora peninsular española) entre los municipios de Tempe y Evangelismos, en un valle cerca de Larisa, a más de 300 kilómetros al norte de Atenas. Entre Tesalónica y Atenas hay 500 kilómetros por carretera. El tren nocturno siniestrado solía cubrir esa distancia en unas seis horas, aunque los retrasos son frecuentes. En 1972, 19 personas murieron cuando dos trenes chocaron de frente a las afueras de Larisa. “Es una tragedia impensable. Nuestros pensamientos están hoy con los familiares de las víctimas”, ha manifestado desde el lugar del accidente el primer ministro del país, Kyriakos Mitsotakis. “Una cosa puedo garantizar”, ha proseguido, “vamos a averiguar las causas de esta tragedia y a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que nunca vuelva a suceder”.

Kostas Karamanlis, el ministro de Transporte, visitó el lugar del siniestro antes de presentar su renuncia al cargo. Y declaró: “Es un hecho que recibimos el ferrocarril griego en un estado que no corresponde al siglo XXI”; ha dicho Karamanlis tras visitar el lugar del siniestro, según recoge la cadena pública ERT. “En estos tres años y medio hicimos todo lo posible para mejorar esta realidad. Desafortunadamente, estos esfuerzos no fueron suficientes para evitar el accidente. Y esto es muy duro para todos nosotros y para mí personalmente”.

Grecia nunca había vivido un accidente de tal magnitud. Se han declarado tres días de luto, con banderas a media asta en todos los edificios públicos y suspensión de celebraciones públicas. Desde que se conoció la tragedia, familiares y amigos de los pasajeros se concentraron en la estación de Tesalónica. En silencio, desde las 2.30, recibieron a los autobuses que traían a los supervivientes. A las 4.00, la policía se dirigió a los que aún esperaban para darles la noticia que nadie quería recibir: ya se había evacuado a todo el mundo y, por lo tanto, los familiares que no habían llegado estaban hospitalizados o muertos.

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A esa misma hora, los primeros reporteros pudieron acceder al lugar del accidente, guiados por la policía. Los periodistas se encontraron con escenas espeluznantes. Las llamas que calcinaron varios vagones tras la colisión aún estaban vivas. Un denso humo rodeaba cuatro vagones del tren de pasajeros. El primer vagón ni siquiera era reconocible; el segundo estaba totalmente destruido; el tercero estaba doblado como un bumerán y en el cuarto los daños eran muy visibles. El alcalde de Tempe, Guiorgos Manoli, ha asegurado que en los tres primeros vagones se han registrado temperaturas de 1.200 a 1.500 grados centígrados. Durante varias horas, los socorristas buscaron con linternas a supervivientes atrapados en los vagones. A partir de las 8.00, los bomberos ya solo cargaban cuerpos en bolsas negras.

“Nada funciona”

Sindicatos ferroviarios y trabajadores del sector han señalado la falta de medios como posible razón del accidente. El presidente del sindicato de maquinistas, Kostas Genidunias, culpó a la falta de mantenimiento y ausencia de sistemas automáticos de prevención. “Nada funciona. Ni los intermitentes, ni los semáforos, ni el control de tráfico. Si lo hicieran, los conductores verían los semáforos en rojo y se detendrían a tiempo. Nos hemos hartado de decirlo”, dijo indignado. Por estas razones, los conductores dependen casi por completo de las informaciones que reciben de los jefes de las estaciones pertinentes, ha recalcado Geridunias.

Por su parte, el Sindicato de Trabajadores STASY (trenes de cercanías y metro) destacó en un comunicado: “Hoy lloramos a nuestros conciudadanos que fallecieron en el accidente del tren en Tempe porque algunas personas ignoraron los avisos de los trabajadores. Cuando los trabajadores hablaron de la falta de personal, de la obsolescencia de las instalaciones e infraestructuras, del insuficiente mantenimiento del material rodante, de las deficiencias a lo largo de toda la red, los gobernantes respondieron con indiferencia”.

Grecia vendió el operador ferroviario Trainose (Hellenic Train) a la italiana Ferrovie dello Stato Italiane en 2017 como parte de su programa de rescate internacional. Según la web de la empresa italiana, se trata del principal proveedor del transporte ferroviario de pasajeros y carga en Grecia y opera rutas de pasajeros y comerciales al día.

Vista aérea del lugar del choque entre el tren de pasajeros y el convoy de mercancías. Según los informes preliminares, el tren de pasajeros se desvió a un carril equivocado, por donde circulaba el tren comercial.ALEXANDROS AVRAMIDIS (REUTERS)Varios vagones del tren de pasajeros accidentado cerca de la localidad de Larisa, a unos 350 kilómetros al norte de Atenas.Giannis Papanikos (AP)El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, visita el lugar del siniestro. Mitsotakis declaró este miércoles un duelo nacional de tres días por las víctimas de la colisión.ALEXANDROS AVRAMIDIS (REUTERS)Uno de los vagones del tren de pasajeros accidentado cerca de la localidad de Larisa, a unos 350 kilómetros al norte de Atenas. Vaggelis Kousioras (AP)Bomberos buscan víctimas entre los restos de uno de los vagones siniestrados. El accidente se produjo cuando un convoy de pasajeros que cubría la ruta entre Atenas y Tesalónica colisionó con uno de mercancías.ALEXANDROS AVRAMIDIS (REUTERS)Vista aérea del lugar del choque entre el tren de pasajeros y el convoy de mercancías.Vaggelis Kousioras (AP)Bomberos trasladan el cuerpo de una víctima, en la escena del suceso, este miércoles. APOSTOLIS DOMALIS (EFE)Una grúa retira piezas de los vagones accidentados.APOSTOLIS DOMALIS (EFE)Uno de los vagones del tren de pasajeros se incendió tras el choque. ALEXANDROS AVRAMIDIS (REUTERS)Personal de rescate, en la zona del suceso, este miércoles cerca de Larissa. ACHILLEAS CHIRAS (EFE)La colisión entre el tren de pasajeros y el tren de mercancías se ha producido poco antes de la medianoche. En la imagen, los bomberos tapan a una de las víctimas. George Kidonas (AP)En la imagen, el interior del tren de pasajeros siniestrado. Los trenes chocaron poco antes de la medianoche (once de la noche, en la España peninsular) cerca de Larisa, junto a Tempe, una pequeña localidad situada en un valle donde se encuentra un túnel ferroviario, a unos 300 kilómetros al norte de Atenas.
SAKIS MITROLIDIS (AFP)Imagen aérea del tren de pasajeros siniestrado en el que viajaban unos 300 pasajeros y 20 tripulantes. Vaggelis Kousioras (AP)La Policía y el Ejército se han movilizado para ayudar en las tareas de rescate. En la imagen, los equipos de bomberos trabajan en la zona del accidente durante la pasada madrugada. GIANNIS FLOULIS (REUTERS)Un reportero enviado al lugar del accidente habló en una emisora de escenas “apocalípticas”. Debido a la gravedad de la colisión, restos de los dos trenes han salido despedidos a una gran distancia. En la imagen, el convoy de pasajeros descarrilado.
ACHILLEAS CHIRAS (EFE)Columna de humo, minutos después del siniestro. Vaggelis Kousioras (AP)Personas de emergencias recuperan el cadáver de un convoy tras el accidente, este miércoles. SAKIS MITROLIDIS (AFP)Uno de los heridos en el accidente. ALEXANDROS AVRAMIDIS (REUTERS)Un herido cubierto con una manta térmica se desplaza hacia una de las ambulancias desplegadas en el lugar del siniestro. APOSTOLIS DOMALIS (EFE)

Un reportero enviado al lugar del accidente habló en una emisora de escenas “apocalípticas”. Debido a la gravedad de la colisión, restos de los dos trenes han salido despedidos a una gran distancia. La emisora SKAI ha mostrado imágenes de vagones descarrilados, gravemente dañados, con ventanas rotas y espesas columnas de humo, así como escombros esparcidos al otro lado de la carretera.

Tras el impacto de los dos convoyes se declaró un incendio en varios de los vagones. “Escuchamos un big bang, [fueron] 10 segundos de pesadilla”, ha explicado a la agencia Reuters Sterguios Minenis, un pasajero de 28 años que saltó para ponerse a salvo de los escombros. “Estábamos dando vueltas en el vagón hasta que caímos de lado… Entonces hubo pánico, cables [por todos lados], fuego, el fuego fue inmediato, como nos dábamos la vuelta, nos quemaban, el fuego era a diestra y siniestra”.

Entre los heridos hay varios menores de edad. Según la prensa local, todo indica que los trenes —ambos operados por Hellenic Train— iban a gran velocidad en el momento del impacto, por lo que los respectivos conductores y otros miembros de las tripulaciones murieron en el acto. Unas 250 personas que sobrevivieron al choque y resultaron ilesas o con heridas leves fueron trasladadas en autobuses hacia Tesalónica, situada a 130 kilómetros al norte del lugar del accidente.

Personal de emergencias trabaja junto a los restos de uno de los trenes siniestrados, este miércoles. ALEXANDROS AVRAMIDIS (REUTERS)

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