La Copa ha vuelto a cobrar un sentido con el cambio de formato. Gana en emoción, en atractivo y recupera la esencia del torneo. Además es un producto más fácil de vender al público. En teoría, todos salen ganando. Al que no le guste esta Copa, no le gusta el fútbol. Incluso podría mejorar con un sorteo más puro. Nada de exentos por ir a la Supercopa, nada de un criterio de emparejamientos basado en las categorías y nada de que el modesto ejerza de local. Pero tampoco vamos a poner peros porque se ha avanzado.
El Athletic solventó su papeleta por la vía rápida, sin dejar ni un ápice a la duda de su superioridad con respecto al Intercity. El éxito para el pez grande en estas eliminatorias es pasar desapercibido. Que no haya noticias es sinónimo de buenas noticias. Tampoco hay que esconder que los leones se vieron claramente beneficiados por el cambio de escenario al Martínez Valero.
Otro aspecto a pulir. No puede ser que el Intercity pueda jugar en su casa en la ronda previa de Copa y le manden fuera porque viene un grande. Si le aceptan, que sea con todas las consecuencias.
Se han vivido grandes momentos. El Portugalete y el Sestao River dieron la campanada eliminando a Extremadura y Lugo, respectivamente. Dos escuadras de Segunda. Granada, Leganés, Mallorca o Sevilla sudaron tinta para pasar. El Alavés, en cambio, pagó el peaje. Por cierto, no se ha dejado a algunos clubes jugar en sus estadios por motivos televisivos, pero al Jaén sí se le permitió actuar en su feudo con un terreno de juego lamentable.
Le auguro un largo futuro al formato actual del torneo del KO porque los equipos que participen en la Supercopa estarán exentos de las dos primeras rondas y accederán directamente en dieciseisavos. Raro será que el Barça y el Real Madrid, los dos conjuntos con mayor altavoz, no disputen esta competición. De modo que no es probable que se quejen en exceso debido a que no les afectará tanto la opción de caer eliminados ante un modesto club de Segunda B o Tercera.
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