Ganar o siquiera puntuar en el Camp Nou se consideraba una quimera para el Eibar vistos los antecedentes y Messi, con cuatro goles y una exhibición, se encargó de escribir y firmar, él solito, otro capítulo negro para los armeros en el feudo culé. La abultada derrota, además, cierra un mes fatídico para los intereses de los de Mendilibar, que solo han sumado dos puntos de 12, los empates ante Celta y Betis, notan el aliento del descenso en la nuca y, a pesar de tener en la recámara el derbi aplazado contra la Real, ven como el Valladolid, con su victoria al Espanyol, coge las de Villadiego para escaparse a cinco puntos de distancia. Todo lo que podía salir mal, está saliendo mal.
A pesar de que los partidos en casa del Barcelona apenas sirven para extraer conclusiones, más allá de constatar la importancia que tiene Dmitrovic para evitar males mayores -nadie prefiere imaginar dónde estaría el Eibar sin el rendimiento del serbio bajo los palos- el desarrollo del encuentro en la Ciudad Condal dejó en evidencia a varios jugadores destinados a llevar la batuta y que no están rindiendo, ni mucho menos, como debieran.
Uno de los casos más llamativos, por no decir el que más, es el de Takashi
Inui. El japonés, en su segunda etapa como armero, está muy lejos de la versión que antaño volvía locos a los rivales con sus internadas por el costado. Sin chispa y con una tibieza que no se ajusta a la situación en la que está el Eibar en estos momentos, su cuota de responsabilidad en el poco daño que hacen los armeros en la parcela ofensiva está ahí. Además, contra el Barça también desapareció un Orellana que vivió una de sus peores jornadas como jugador del Eibar. El chileno, que durante muchas ocasiones ha cargado con todo el peso sobre sus hombros, pasó desapercibido en el recital de Messi.
El descenso, muy cerca
Mendilibar se encargó de constatar en la rueda de prensa posterior al partido que el objetivo del Eibar sigue siendo, porque nunca ha cambiado, asegurar la permanencia en Primera. Y para ello, hay que empezar a sacar la calculadora para intentar llegar cuanto antes y sin apuros a los 38-40 puntos. Al margen de las matemáticas, las sensaciones y el panorama también tienen mucho que ver y en este sentido, el triunfo del Valladolid ante el Espanyol supone un golpe a la línea de flotación. Los blanquivioletas, con 29 puntos, se escapan del vagón de cola para dejar al Eibar y al Celta en tierra de nadie con 24. El Mallorca, en descenso, tiene 22 y Leganés y los pericos comparten el farolillo rojo con 19.
Por eso, el derbi contra la Real, que se disputará el próximo martes 10 de marzo a partir de las 20.00 horas, cobra una relevancia máxima. Porque ahora mismo el horizonte es desolador.
El Eibar se ejercitó ayer en Atxabalpe después del varapalo sufrido en el Camp Nou. Con ánimos renovados y tratando de dejar atrás las malas sensaciones contra el Barça, el conjunto de Mendilibar empezó a enfocar su mirada hacia los tres próximos compromisos que se presentan en Ipurua y que pueden resultar definitorios en el devenir de la temporada. Levante y Mallorca, por ese orden, llegarán a Eibar los próximos dos sábados, 29 de febrero y 7 de marzo, en idéntico horario (13.00 horas) mientras que el martes día 10 se disputará el derbi contra la Real que tuvo que ser aplazado por el incendio del vertedero de Zaldibar.
A pesar de ser uno de los peores equipos en casa, solo Leganés y Espanyol han sumado menos jugando ante su público, el Eibar se aferra a la racha con la que afronta este momento trascendental. Desde que perdió frente al Getafe (0-1) a primeros de diciembre, los armeros suman tres jornadas sin perder: dos victorias ante Granada (3-0) y Atlético (2-0) y un empate frente al Betis (1-1).
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