Albares viaja a México para cerrar una etapa de tensiones y desencuentros bilaterales



El ministro español de Exteriores, Jose Manuel Albares, derecha, con su homólogo mexicano, Marcelo Ebrard, el 27 de enero en Tegucigalpa.RR. SS.

El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, viajará este martes a México con el objetivo de normalizar las relaciones diplomáticas entre los dos países, que han vivido un largo periodo de tensiones y desencuentros desde la llegada al poder del actual presidente Andrés Manuel López Obrador. La última tormenta se produjo el 9 de febrero, cuando el mandatario mexicano anunció “una pausa” en las relaciones con España, tras acusar a empresas españolas de saquear a su país. Al día siguiente, matizó que no se trataba de una ruptura, sino solo de una “protesta fraterna”.

Albares viaja a México invitado por su homólogo, el canciller Marcelo Ebrard, aunque el viaje cuenta obviamente con el aval del presidente mexicano, según fuentes diplomáticas. El jefe de la diplomacia española tiene previsto firmar una serie de acuerdos bilaterales, como el que crea una subcomisión de asuntos políticos que garantice una relación regular y fluida que evite malentendidos; o el que aboga por una política exterior feminista, coincidiendo con la conmemoración del Día de la Mujer.

El principal objetivo de Albares, según las fuentes consultadas, es evidenciar que las relaciones bilaterales, de una gran intensidad y extensión a todos los niveles, no se pueden pausar y resultan mutuamente beneficiosas para ambos países. El ministro tiene previsto reunirse con empresarios españoles en México y con empresarios mexicanos con intereses en España. Fuentes españolas subrayan que las 7.000 empresas españolas asentadas en México generan 300.000 empleos directos, con una inversión acumulada de 70.000 millones de euros. Aunque aún no alcanza ese volumen, la inversión mexicana en España ha crecido en los últimos años y ya supera los 25.000 millones. Más de 20.000 españoles residen en México (casi 150.000 contando a los que tienen doble nacionalidad) y 30.000 mexicanos en España.

Albares visitará el Senado mexicano y se reunirá con la alcaldesa de la capital, Claudia Sheinbaum, con quien renovará el contrato de cesión del Centro Cultural de España en México, dependiente de Exteriores. También visitará el Ateneo y el Colegio de México, dos instituciones que representan la acogida que el gobierno mexicano de la época dio al exilio republicano tras la Guerra Civil y la aportación que los intelectuales españoles hicieron al desarrollo de su país de acogida, una muestra de que las relaciones entre los dos pueblos van más allá de los vínculos económicos o las diferencias entre sus gobiernos.

Albares confía en que esta visita sirva para iniciar una nueva etapa y poner fin a un periodo de frialdad que se evidenció con la ausencia de autoridades españolas en los actos conmemorativos del bicentenario de la independencia de México, en septiembre pasado. El distanciamiento se inició en 2019, después de que López Obrador enviase una carta al rey Felipe VI en la que le instaba a pedir perdón por los desmanes cometidos durante la colonización, a la que este nunca contestó.

Posteriormente, López Obrador ha cargado en numerosas ocasiones contra empresas españolas, a las que acusa de haberse beneficiado de la corrupción de anteriores gobiernos mexicanos. El presidente acusó en su día a Iberdrola de información privilegiada por haber fichado a su antecesor en el cargo, Felipe Calderón, y a su exsecretaria de Energía, Georgina Kessel. Calderón venció por solo medio punto de diferencia a López Obrador en las elecciones presidenciales de 2006, una victoria que este tachó de fraudulenta y que, para su disgusto, fue inmediatamente reconocida por el entonces jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.

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A pesar de los exabruptos del presidente mexicano, Albares ha intentado mantener una relación cordial con su homólogo Marcelo Ebrard, con quien se reunió el 27 de enero en Tegucigalpa, en la toma de posesión de la nueva presidenta hondureña, Xiomara Castro. Fue allí donde el ministro español le comunicó que el Gobierno había dado el plácet al nuevo embajador de México en Madrid Quirino Ordaz. El trámite llevaba pendiente cuatro meses y era especialmente polémico porque el nuevo embajador había sido exgobernador del Estado de Sinaola con el Partido Republicano Institucional (PRI), actualmente en la oposición. Tras desbloquearse el nombramiento, se esperaba una completa normalización de las relaciones bilaterales, pero las declaraciones de López Obrador, hablando de una “pausa”, las dejaron en suspenso. Hasta este martes.

Si la guerra de Ucrania no obliga a cambiar de planes, Albares tiene previsto viajar desde México a Santiago de Chile para acompañar a Felipe VI a la toma de posesión del nuevo presidente chileno, Gabriel Boric. De la delegación española formarán parte también la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y la ministra de Igualdad, Irene Montero. Boric, más próximo políticamente a Podemos que al PSOE, se impuso en diciembre pasado, con el 55,8% de los votos, al ultraderechista José Antonio Kast. Esta es la segunda vez que ministros de Podemos acompañan al Rey a una toma de posesión en América Latina: en noviembre de 2020, el entonces vicepresidente Pablo Iglesias acudió a la del presidente boliviano, Luis Arce.

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