Aldama se luce contra un buen Ricky Rubio en un frenético Grizzlies-Cavaliers

Aldama se luce contra un buen Ricky Rubio en un frenético Grizzlies-Cavaliers

Santi Aldama lo hace tan natural, tan sencillo, que a veces parece un autómata. Sale, tira unos pocos lanzamientos y los acierta todos, o casi todos, y se va. Le vuelven a llamar, repite la secuencia así se marcha. Y a la tercera debería ser la vencida pero, si acaso, sólo falla algún tiro y nada más. El canario, con sus 16 puntos en 19 minutos (6/8 en lanzamientos) 2 rebotes, 1 robo y 1 tapón a Darius Garland, camino de consagrarse como triplista -4/6 desde el perímetro-, le ganó la partida a un buen Ricky Rubio en el trepidante triunfo de los Grizzlies contra los Cavaliers (115-114). Y además, un asiduo ya en los ‘highlights’ de un Ja Morant con el que conecta como uno de los que más, dejó otra sensacional jugada junto al base tras ayudarle a hacer el mate del año. Firmó otro el canario que podría haber sido perfectamente otro candidato de no haber sido la jugada anulada. 

El base de El Masnou, necesitado aún de más confianza y minutos para afianzarse en el tiro, registró 7 puntos (2/7 en lanzamientos y 1/5 en triples), 4 rebotes y 3 asistencias sin dejar ninguna pérdida en los 12 minutos que jugó, 5 menos que ante los Pelicans. “La cosa va un poco rara. Hacía mucho tiempo que no estaba ahí fuera. He trabajado duro y me siento mejor que nunca en mi carrera. Todavía se me hace extraño, pero estoy acercándome”, reflexionaba Ricky el día antes en una atención a los medios.

El catalán en su tope es apenas de lo poco que les falta a los Cavs -faltos en este partido de Donovan Mitchell, lesionado-, esa tropa de jóvenes que, como Memphis tanto creció y que este curso está en disposición de alcanzar lo máximo. Fue una interesante puesta en común de su progresión y sus fortalezas ambos equipos, con sus bases con sus diferencias pero con sus similitudes en esencia y en apariencia con ese medio moño, fugaces y dotados penetradores cada vez mejores como ‘playmakers’, 24 puntos (9/19 en tiros) y 8 asistencias para Ja Morant, 24 tantos también y 14 pases de canasta para Darius Garland (7/17 en lanzamientos y 5/11 en triples).

“Me siento en el mejor momento de mi carrera”


Ricky Rubio

Pero debe el base de los ‘Cavs’ afinar un poco más todavía. añora ese punto de madurez, también un año más joven que Ja, nacido en el 2000. Tan cierto es que asumió la valentía de ir con todo a por el aro en las dos últimas posesiones de unos Cavaliers que llegaron al último minuto 3 arriba (111-114), como que se ‘desmayó’ a medio camino de la penetración para fallar, fuera mérito de los Grizzlies o indecisión. Y fallar en momentos como ese es lo que puede separar a Garland todavía de la más exquisita élite de bases de la que ya forma parte Morant junto a los Curry, Doncic y compañía.

Los Cavaliers -quintos en el Este-, atolondraron de inicio (3-13) a un líder del Oeste que despertó a raíz del tiempo muerto de su entrenador, Taylor Jenkins. Su defensa en zona fue, por momentos, indescifrable para los de Ohio y empezaron a caer las pérdidas –hasta 16 de Cleveland por 8 de Memphis-, y las transiciones de los Grizzlies. En ellas se divertía un Desmond Bane que fue, de hecho, el máximo anotador de los de Tennessee con 25 tantos con un 5/8 en triples, 4 de ellos al contraataque.

En estático -aunque también tuvo su oportunidad de disfrutar corriendo-, todo según disponía Ja Morant. El volcánico base maneja todos los ritmos, todas las velocidades, resquebrajar caderas es su rastro. Unas cuantas veces dejó ‘maltrecha’ la de Jarrett Allen con su instantáneo cambió de balón a su mano más hábil, la izquierda. No importa que le orienten a su lado menos dominante porque lo domina igual y ya se las sabe todas para ir hacia la dirección que más le interesa.



Le ayuda a veces Steven Adams con bloqueos pero tiene suficiente autonomía como para hacerlo todo por sí solo y una cada vez más precisa inteligencia para saber cuándo delegar. Como la elegancia con la que lo hizo para Aldama con un pase de fantasía para que la metiera de tres el canario, cada vez también en otras situaciones desde el perímetro como los mano a mano para producir triples, no sólo en jugadas a pies parados.

En los Cavaliers, Caris LeVert intentó asumir las responsabilidades de Mitchell con 23 puntos (9/19 en TC y 4/7 en triples), aunque -en rumores de traspaso-, le faltó consistencia, sobre todo cuando tuvo que asumir todo el peso de la jugada sin Garland en cancha. Los Grizzlies llegaron a los 17 puntos de ventaja a mediados del segundo cuarto (58-41), pero Cleveland empezó ya la remontada antes del descanso para irse a la pausa (68-61) abajo y completarla en la segunda mitad.

El equipo de J.B. Bickerstaff, demasiado dependiente de lo que producían LeVert y Garland, se acordó de que tiene dos ‘fortalezas’ en la pintura -aunque también saben hacer muchas cosas fuera de ella-, en Jarrett Allen (14 puntos y 8 rebotes) y Evan Mobley (18 tantos y 15 capturas). Mientras Allen anotó 10 de sus 14 puntos en la segunda parte, hasta 14 registró Mobley, quien se empezó a hacer omnipresente, conectando con él los Cavs en el poste bajo, el ‘pick and roll’ y como penetrador desde el perímetro en el 1×1.

También mereció especial Isaac Okoro, que clavó todos sus tiros de campo (6/6) con un 4/4 en triples para apuntarse 17 tantos. El juego de los Cavaliers pasó a ser más equilibrado pero les faltó ese poquito de sangre fría para minimizar las pérdidas. Salvo ese pequeño pero gran detalle, Bickerstaff se quedó satisfecho con sus chicos. Los consejos de Ricky Rubio harán el resto.




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