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Aldeondo pide un deseo


“Cada vez que marcaba un gol, entraba en trance”. Confesión de Aitor
Aldeondo, delantero que vio seis veces puerta durante los cuatro años en que defendió la camiseta de la Real (1996-2000). Dos décadas después, el navarro pide un deseo: “Por favor, que toque la Real para que los jugadores puedan decir que jugaron contra un equipazo”. El club al que entrena en categorías inferiores es la Peña
Azagresa, posible rival txuri urdin en la primera ronda de la Copa del Rey.



El exdelantero de la Real, que dirige a uno de los equipos de la cantera de la entidad navarra, muy cerca de su pueblo, Andosilla, fue una de las múltiples personas que abrazaron la plenitud cuando la Peña Azagresa batió al Fraga en la ronda preliminar. Igual que el Tolosa en dependencias guipuzcoanas, pero en Navarra, como campeones regionales de la pasada temporada, el premio era entrar en la Copa y la ocasión, de oro: aprovechar el cara o cruz para jugar contra un equipo de Primera que no esté en Europa. Si la Real puede desplazarse a Berazubi en diciembre, también a la merindad de Lizarra, en el corazón navarro.

Si el bombo del domingo deparase este cruce, no sería descartable que Aitor
Aldeondo volviera a entrar en trance, como cuando era el goleador de la Real a finales de los 90. Mientras, en Azagra, la localidad del club navarro, cuentan que ganar al Fraga fue el mayor hito en los 94 años de historia que tiene la institución.

Decimoquintos en Tercera

Los azagreses de la Ribera se pellizcan la piel, pensando en que el gol que les dio la victoria ante el Fraga forma parte de un sueño. No. Así fue y llega el turno de organizar el evento magno desde la fundación del club (1925). La Peña Azagresa es decimoquinta en Tercera División. Acaba de ascender de la Autonómica Navarra.

La infraestructura de los navarros, por lo tanto, no se desmarca de las modestas condiciones que normalmente abundan en una escuadra amateur. La máxima preocupación de los azagreses ahora es que puedan jugar en su campo la eliminatoria de Copa. Un extremo que no está garantizado.

El campo de la Peña Azagresa es de hierba artificial, pero el club está concienciado para defender ante la Federación su derecho a jugar en un estadio rodeado por un muro, una pared de hormigón susceptible de no entrar en el reglamento. Seguro que, si hace falta, rezan a San
Gregorio, el patrón del pueblo, mientras Aldeondo pide su deseo de jugar contra la Real.


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