Alemania en vilo: las elecciones apuntan a un empate técnico entre socialdemócratas y democristianos


Las elecciones más emocionantes que Alemania recuerda en muchos años no defraudan. La incertidumbre se alarga hasta el final. Las primeras encuestas a pie de urna apuntan a un empate técnico entre las dos grandes formaciones o a una ligera mayoría del Partido Socialdemócrata (SPD) de Olaf Scholz, que habría obtenido en torno al 25% o 26% de los votos, frente al 24% o 25% de la Unión Cristianodemócrata (CDU), según las dos primeras estimaciones de las dos cadenas de televisión públicas, ARD y ZDF. La última palabra la tendrán Los Verdes y los liberales del FDP, socios necesarios para coronar tanto a Scholz como a Laschet. Es muy posible que los alemanes se vayan esta noche a la cama sin saber a ciencia cierta quién mandará los próximos cuatro años.

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Los Verdes —dispuestos a coaligarse con unos y con otros, pero más proclives a Scholz— obtienen en torno al 15%. Es el mejor resultado de su historia, pero queda muy lejos del objetivo de su candidata Annalena Baerbock, de convertirse en canciller. Los liberales, que tiran claramente por la CDU de Armin Laschet, subirían unas décimas, hasta el 11% o 12%. Con estos datos en la mano, aún provisionales, tanto Scholz como Laschet podrían ser canciller. Pero el que quede primero debería tener la primera palabra.

Laschet compareció tan solo 45 minutos después del cierre de los colegios electorales. Primero agradeció sus esfuerzos en 16 años Gobierno a la canciller Angela Merkel, a su lado con ojos ligeramente enrojecidos. Las caras largas eran evidentes entre los militantes de un partido que ha tenido los peores resultados de la historia. “No podemos estar contentos con estos resultados”, dijo Laschet, que sin embargo insistió en que tratará de formar Gobierno.

El canciller pertenecerá a uno de los dos partidos de masas que han protagonizado la política alemana desde 1949, pero verdes y liberales serán decisivos para decidir qué canciller tiene Alemania. Matemáticamente hay varios tripartitos posibles, pero las opciones más realistas se reducen a dos: la llamada coalición semáforo (SPD, verdes, liberales); y la Jamaica (CDU/CSU, verdes y liberales). Todo parece indicar que los ecologistas y el FDP tendrán que ponerse de acuerdo pese a sus diferencias programáticas.

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Alemania se asoma a unas larguísimas negociaciones. Hace cuatro años, Angela Merkel necesitó casi medio año hasta cerrar la tercera gran coalición en sus 16 años de Gobierno. La parálisis del país más poblado (unos 83 millones de habitantes) y con mayor peso económico de la Unión Europa amenaza con dejar descabezado al club europeo justo cuando aparecen importantes retos en el horizonte. La UE debe decidir sobre asuntos tan importantes como cuándo reinstaurar las reglas fiscales para no entorpecer la salida de la crisis o qué respuesta debe dar al nuevo escenario internacional que se abre con la crisis en Afganistán y los problemas de la Administración Biden con Francia por la alianza militar que Washington ha tejido con el Reino Unido y Australia.

El SPD consigue un resultado que nadie había previsto hace pocos meses. preveía hace meses. Según las primeras estimaciones, habría subido unos cinco puntos respecto a 2017. Y si se confirma su ligera ventaja, es la primera vez en dos décadas que gana las elecciones. Además, también habría ganado las elecciones regionales celebradas este domingo en Berlín y el Estado oriental de Mecklemburgo-Pomerania Occidentalha conseguido revitalizar su campaña en el último mes. Y lo ha hecho no tanto gracias a sus siglas como al candidato, Olaf Scholz, vicecanciller y ministro de Finanzas de la gran coalición que ha gobernado Alemania los últimos cuatro años. Estar al lado de Merkel e identificarse con sus políticas y su forma de gestionar, reflexiva y sin estridencias le ha permitido presentarse ante el electorado como el más merkeliano de los candidatos. Las últimas encuestas mostraban que, si los ciudadanos pudieran elegir directamente al canciller —no lo hacen, votan a un partido—, se decidirían claramente por el socialdemócrata. Scholz se ha aprovechado de los errores de sus competidores. Los ciudadanos han valorado también su experiencia de gestión y su larga carrera política.

El golpe para la CDU es descomunal. El partido de Konrad Adenauer y Helmut Kohl encaja los peores resultados de su historia. Hasta ahora su peor dato había sido un 31% en 1949. Respecto a las últimas elecciones a las que se presentó Merkel ha perdido ocho puntos. Si los resultados confirman las proyecciones de los sondeos, se avecinan los cuchillos en el partido acostumbrado desde 2005 a ganar todas las elecciones bajo el manto de Angela Merkel. Armin Laschet se ha revelado como un candidato fallido. No ha logrado convencer al país de que era el hombre adecuado para garantizar la estabilidad. Y además ha cometido errores de bulto, como las risotadas retransmitidas en directo cuando visitaba las riadas de agosto. Incluso en la jornada electoral no ha dejado de resbalar. Este domingo, en el colegio electoral exhibió el contenido de su papeleta antes de meterla en la urna. En lugar de doblarla de forma que el contenido quedara hacia dentro, podían apreciarse las cruces que había marcado, una imagen que enseguida han capturado los fotógrafos y han difundido todos los medios de comunicación. Con este patinazo, Laschet ha recibido innumerables críticas por violar el principio de que el voto es secreto.

Estas elecciones traen muchas novedades para los alemanes. Es la primera vez que el canciller en el cargo no intenta ser reelegido. Nunca antes había estado tan fragmentado el voto, con los dos principales partidos muy igualados y otros tres, FDP, verdes y la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) a poca distancia. Este mayor reparto de los votos provoca una incertidumbre que probablemente se traducirá en meses de complicadas negociaciones para formar Gobierno. Angela Merkel seguirá siendo canciller interina durante todo el proceso, que podría prolongarse hasta entrado el próximo año.


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