La Auditoría Superior de la Federación (ASF) determinó que las proyecciones para justificar la construcción de la refinería de Dos Bocas no coinciden dentro de las dependencias del gobierno federal, lo cual puede deberse a una sobreestimación de su utilidad, lo que llevaría al Estado mexicano a perder dinero.
Pemex Transformación Industrial estableció que la refinería operará al 90 por ciento de su capacidad, pero la Secretaría de Energía indicó que se utilizaría al 78.5 por ciento y las refinerías que ya existen en el país trabajan al 36.4 por ciento de su capacidad.
Si se cumple el escenario establecido por Pemex se producirían 280 millones de barriles de gasolina y diésel, lo que provocaría que los beneficios sean mayores que los costos previstos.
Así va Dos Bocas:
“Sin embargo, con la auditoría se identificó que las proyecciones sobre el porcentaje de utilización de la refinería, que sustentan a las estimaciones anteriores, fueron superiores al 90.0% y no se correspondieron con las definidas para el sector por la SENER (78.5%), ni con la capacidad utilizada registrada en 2019 en el SNR (36.4% )”.
La auditoría dice que Pemex no tomó en cuenta los datos de la Secretaría de Energía pero tampoco los de organizaciones internacionales sobre la operación de refinerías: “ni con lo señalado por la OPEP de 79.9 por ciento de uso de la infraestructura de refinación a nivel mundial, y de 55.4 por ciento para los países de América Latina, incluido México; por lo que la diferencia de cifras podría modificar los ingresos esperados con la operación de la refinería y, en consecuencia, estos podrían estar sobrestimados, lo cual repercutiría en la rentabilidad esperada para el Estado”.
Además, si en los siguientes años baja la producción petrolera y se cumple el escenario mínimo la nueva refinería solo se utilizaría al 45.9 por ciento de su capacidad, “por lo que la infraestructura disponible con la nueva refinería estaría subutilizada, lo que afectaría las estimaciones de los ingresos esperados realizadas por Pemex y, con ello, la rentabilidad esperada para el Estado”.
En el análisis la ASF determinó que Pemex no “cuantificó el gasto de la supervisión de las obras, ni los costos indirectos provocados por la operación del proyecto, incluyendo la repercusión que tendría la Refinería Dos Bocas en la operación del sistema nacional de refinación, así como las externalidades por el impacto ambiental y social que se generará durante la construcción y la operación de la refinería, por lo que existe el riesgo de que disminuyan los ingresos esperados; se requiera de un mayor monto de inversión y el proyecto no genere el valor económico ni la rentabilidad originalmente previstos”.
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