¿Algo nuevo tras la pandemia?


Cuando me preguntan que en qué nos ha cambiado la pandemia, contesto que, salvo por la mayor digitalización, en casi nada. La respuesta es algo provocativa, pero lo cierto es que el retorno a la normalidad no solo está afectando a las rutinas del día a día, con la vuelta física al trabajo y a los espacios públicos de ocio, sino también a cómo somos como sociedad. Hubo un momento en el que parecía que la covid podía trastocar nuestros valores y prioridades (haciéndonos más solidarios, más familiares, más introspectivos), pero estamos volviendo a lo que éramos. Por fortuna, incluso los daños materiales y emocionales de la pandemia se mitigan de manera ininterrumpida desde hace semanas.

Las actitudes y opiniones hacia el cambio climático no son una excepción: como muestra el estudio del instituto 40dB para el diario EL PAÍS, los ciudadanos, a grandes rasgos, son tan conscientes del problema como antes. Lo mismo puede decirse sobre las causas y las soluciones al problema climático (con alguna novedad como una mayor disposición a renunciar al avión).

Sin embargo, un nuevo aroma impregna los datos de la encuesta de hoy, así como otros de los estudios que veo cada semana. Si en algo nos ha cambiado la pandemia es que ha intensificado la incertidumbre. Los ciudadanos viven con más temores. Son muchas las personas que creen posible la propagación de un nuevo virus y aún más las que manifiestan sentir una inseguridad profunda hacia el futuro.

Los miedos son múltiples y afectan también a la crisis climática: hay menos confianza en la capacidad de las instituciones para lidiar con ella, más pesimismo con respecto a si los países conseguirán aplicar nuevas medidas que eviten lo peor y crecen los que creen que ya es demasiado tarde para prevenir una catástrofe climática, que ahora suman una cuarta parte de los entrevistados. Igualmente, aunque no hay variaciones con respecto a los fenómenos que puede acarrear el cambio climático (escasez de recursos, conflictos armados…), los ciudadanos sí creen más probable que surjan nuevas enfermedades, que aumenten los migrantes climáticos o que haya una nueva crisis económica mundial.

La pandemia, por tanto, no nos ha hecho más ecológicos, pero sí más temerosos con respecto al futuro. 2021 ha sido el año de las inundaciones, los incendios, los huracanes, todo ello en plena globalización y digitalización, con sus aspectos positivos, que indudablemente los tiene, pero que a muchos descoloca. La pandemia, sobre todo, nos deja una demanda de mayor certidumbre. Esto tendrá consecuencias de todo tipo, en los patrones de inversión y de consumo, así como en el comportamiento político de los ciudadanos.

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