Una de las partidas más codiciadas de las administraciones públicas es la publicidad institucional. Un caudal presupuestario que se destina a promocionar y vender las acciones que se llevan a cabo en las ciudades y países en todos los soportes y medios posibles: marquesinas, periódicos, radios, televisiones, redes sociales… El Ayuntamiento de Madrid gastó en 2019 ―los últimos meses de Manuela Carmena como alcaldesa, y los primeros seis de José Luis Martínez-Almeida como nuevo regidor— 4.470.152,94 euros. Un año después, en 2020, ya con el PP en el poder, el incremento fue de 2.173.637,14 euros, hasta los más de 6,6 millones. En 2021, el último disponible, fue de 8.852.118,56 euros, prácticamente el doble que al inicio de su mandato. Todos estos datos están en el portal de transparencia del Consistorio.
El grupo municipal de Más Madrid planteará, en el pleno del próximo martes, establecer unos criterios de reparto del gasto en publicidad institucional con el objetivo de garantizar la “eficacia, transparencia, austeridad y eficiencia”. Previsiblemente, la medida será rechazada por el PP, Ciudadanos y Vox. El partido que lidera Rita Maestre en la capital propone recuperar el criterio establecido durante el mandato de Manuela Carmena: un reparto proporcional basado en las audiencias de cada medio, más allá de las ideologías que tengan las empresas.
El gasto de la publicidad institucional no incluye el coste de diseñar las campañas, producir los materiales de difusión como carteles, banderolas o folletos, ni los actos de presentación, ya que esos datos no son accesibles desde el portal de transparencia. “Madrid está sin alcalde”, cuenta Maestre por teléfono. “Almeida no tiene proyectos ni ideas para nuestra ciudad y ahora comprobamos que suple su incapacidad y desinterés por los madrileños con más dinero para propaganda. Es un saqueo de los recursos públicos para vender humo”, opina Maestre.
En este sentido, la portavoz municipal de Más Madrid critica que se hayan destinado más de 300.000 euros a una campaña para publicitar la nueva plaza de España por parte del Área de Obras y Equipamientos. “Es un proyecto que tiene el sello del gobierno anterior, con más espacio para los peatones, más verde y parte de un proceso participativo. Ese gasto en publicidad solo muestra una cosa: Almeida ha querido apropiarse un proyecto que no es suyo”, lanza la portavoz.
La oscura y dudosa campaña de sostenibilidad
Almeida invirtió el pasado mes de noviembre más de 100.000 euros en publicidad en distintos medios de comunicación ―entre ellos este diario, con 12.000 euros― para presumir de que Madrid era la segunda ciudad más sostenible del mundo. El estudio procedía de un comparador de teléfonos británico basado en estudios sin ningún rigor científico. La campaña, visible también en las cuentas institucionales, coincidió con la celebración de la cumbre del clima COP26, en la que apenas participó el Ayuntamiento.
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Ahora mismo, la ciudad está engalanada con carteles de Madrid Capital Mundial del Deporte 2022. Decenas de medios, entidades y niños acudieron hace unos meses a “la ceremonia inaugural” convocada por Almeida en el Estadio de Vallehermoso. “En esta lucha ante la pandemia que estamos embarcados”, dijo él mismo ante las cámaras, “qué mejor manera de celebrarlo que con esta distinción. Hemos luchado por ello y, por eso, agradecemos esta distinción”.
Madrid era la única candidata que se había presentado a este reconocimiento casi desconocido y que entrega una asociación con sede en Bruselas llamada Aces Europe. El Ayuntamiento tuvo que pagar 12.000 euros de tasa para poder optar al galardón. Madrid es la tercera ciudad en ostentar este premio tras Guadalajara (México) y Abu Dabi. Las imágenes del alcalde con la pancarta de Madrid Capital Mundial del Deporte aparecieron al día siguiente de la ceremonia en numerosos diarios y televisiones.
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