“Wow. Increíble. Ha estado muy bien. Muy, muy bien”, expresaba Fernando Alonso tras vivir uno de los momentos más emocionantes de los últimos años, sin duda. Estaba como en una nube. Sus ojos le delataban y su sonrisa y el posterior soplido de liberación, dejaban claro que estaba en éxtasis por la mezcla de emociones que acaba de sentir. Emoción, diversión, recuerdos, nostalgia… todo ello formó un cóctel explosivo para un Fernando Alonso que volvió a sentir una sensación inigualable. Acababa de encontrarse con su pasado. De repente, en pleno 2020, como si dispusiera de una máquina del tiempo, se traslado a 2005 dando gas a fondo en el Circuito de Yas Marina en el coche con el que alcanzó la gloria, su primer título mundial. El R25 y Fernando Alonso volvieron a ser uno este viernes en Abu Dhabi en la primera de las tres exhibiciones que realizará este fin de semana el ovetense dentro del cockpit en el que se proclamó campeón hace 15 años. Alonso no se subía a este coche desde el 25 de septiembre de 2005. Hoy, volvió a sonreír junto a él.
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Era uno de los momentos más esperados del día. Al margen de los entrenamientos oficiales y del debut de Mick Schumacher en los Libres 1 con Haas, el asturiano era el protagonista de la jornada con el coche con el que logró su sueño de dominar la F1 ante Michael Schumacher. Para todos los presentes en el paddock, y para todos los aficionados que vivieron este momento a través de la televisión y de las redes sociales, era imposible no sentir nostalgia. No solo por los éxitos del asturiano en el ‘Gran Circo’, también por la lucha que había en pista en aquellos años entre él, Michael y compañía, en una Fórmula 1 en la que el ovetense pudo ganar sin tener el mejor coche, algo imposible en la Fórmula 1 actual.
Nostalgia también por el ensordecedor chillido del motor V10, a casi 20.000 vueltas, acelerando por la recta de Abu Dhabi. Una música que levanta pasiones, no como la de los actuales motores híbridos. Por ello, muchos de los integrantes del paddock no pudieron evitar levantar la mirada al paso de un vehículo mucho más pequeño que los actuales, pero que con su enorme estruendo, impone muchísimo más que un F1 de 2020.
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Fernando Alonso pudo disfrutar en las pocas vueltas que dio en sus 15 minutos en pista. Parecía un niño después de que los Reyes pasaran por su casa. Como si estrenara el mejor de los ‘juguetes’. Bajo su casco se escondía una enorme sonrisa de un chaval incombustible metido en el cuerpo de un hombre de 39 años. Y como cualquier campeón encima de un bólido que le eriza la piel, no pudo evitar el darle un poco de ‘caña’ a su antiguo compañero de fatigas.
Lejos de hacer vueltas a bajo ritmo, aprovechó su reencuentro con el R25 para apretarlo. Incluso en algunos puntos, el nervioso monoplaza de 2005 le recordaba su pureza con algunos avisos ante los que las manos del ‘Nano’ supieron responder como hace 15 años. Regreso al pasado para un Fernando que ha vuelto a casa, a Renault, con la vista puesta en el futuro, en poder optar a algún podio en 2021 y en poder luchar por todo con la nueva reglamentación de 2022.
Tanto se divirtió el asturiano, que vuelta a vuelta trataba de empujar un poquito más. Y al bajarse del coche, tras exhibir su felicidad en el box junto a Cyril Abiteboul, ya tenía la mente puesta en su segunda exhibición de este sábado, donde de bien seguro, el ovetense seguirá apretando a uno de los amores de su vida. “Mañana hago Top-5 con ese coche, sin ningún set up”, le respondió en un mensaje posterior al periodista Antonio Lobato. Como en los viejos tiempos. El ovetense viajó al pasado. Pudo palpar sus recuerdos a 300 km/h. El pasado volvió a ser presente.
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