La propuesta de un grupo de intelectuales de levantar las sanciones al chavismo gana adeptos entre la oposición

Alonso Moleiro, periodista venezolano: “Chávez fue el primer gran populista carismático de este tiempo”

El Caracazo fueron una serie de protestas que tuvieron lugar en Venezuela en 1989. Comenzaron el 27 de febrero como respuesta a un paquete de medidas económicas, como el aumento del precio del combustible, impulsadas por el entonces presidente Carlos Andrés Pérez. “Duró tres días, pero fueron muy fuertes”, describe los disturbios Alonso Moleiro, periodista venezolano que acaba de publicar el libro La nación incivil. El Caracazo, sus consecuencias y el fin de la democracia (Editorial Dahbar). “Creo que fue un evento que forjó el aparato político de Hugo Chávez Frías”, continúa el autor, “el chavismo construye con el Caracazo un discurso político, una tesis con impacto en la población y en la vida cotidiana de la gente”.

Con el libro, Moleiro trata de “ubicar el momento en el que Venezuela perdió el rumbo y se extravió como nación”, explica. De ahí el adjetivo de incivil. “Quería establecer las claves del colapso venezolano y de la deriva actual”, cuenta el periodista poco después de presentar su libro en Madrid, el miércoles 25 de mayo, en Casa de América, donde estuvo acompañado de Javier Moreno, exdirector de y actual director de la Escuela de Periodismo UAM- y del también escritor venezolano Juan Carlos Méndez Guédez. El acto colgó el cartel de aforo completo. “En Madrid hay un público venezolano, que ha vivido con mucha intensidad todo lo que nos ha tocado vivir en este tiempo”, apunta Moleiro. “Además, España da cabida a este tipo de debates latinoamericanos”, agrega.

“El presidente [venezolano] del momento, Carlos Andrés Pérez, lanzó un programa económico de inspiración liberal en el que se incluía la desregulación de los mercados o la libertad cambiaria. Empezó entonces un debate que agrietó el consenso político en Venezuela, un modelo que había tenido bastante éxito económico durante varias décadas”, explica el autor que incluye las revueltas que respondieron al plan de Pérez dentro del “libreto fundacional del relato chavista”.

“Cuando el Caracazo se concreta, Chávez decide que es momento de actuar. Da el golpe de Estado en 1992. Y unos años después [en 1999] se presenta a las elecciones. En esa época, parece que la gente quería un vengador y llegó él. Además, su mensaje antiyanqui le generó simpatías en algunos lugares, como por ejemplo Europa”, explica. “Muchísima gente creyó que Chávez era un líder demócrata; pensaron que era la posibilidad de regenerar la democracia. Se equivocaron. Chávez fue el primer gran populista carismático de este tiempo. Después han aparecido otros ―Trump, Jörg Haider… ―, pero él fue el primero”, agrega Moleiro que lanza un aviso: “Si no defiendes la democracia, puede fracasar; la democracia hay que defenderla, si no se te viene abajo”. El autor también vincula el origen de la conflictividad de clases en Venezuela con esas revueltas de finales de los ochenta: “Chávez buscaba que los pobres estuvieran con él. Venezuela funcionaba a finales de los ochenta con un modelo de Estado petrolero, rentista, estatista y cerrado, que había entrado en crisis. Las élites no quisieron evaluar el verdadero impacto del estallido y del malestar social”. Y remarca que el chavismo celebra el Caracazo. “Los demás, no”, matiza, “para el chavismo forma parte de una narrativa del Estado venezolano”.

El periodista describe la situación actual en su país “dictablanda”: “Puedes hacer algunas cosas. Pero otras no. Puedes publicar un libro como el que yo he publicado, pero no podría ir a hablar a la radio o la televisión”. También lamenta la debilidad de la oposición venezolana: “No han logrado derrotar al populismo ni darnos las claves para conjurar esta tragedia. Hay debilidad en su narrativa”. Mientras tanto, Maduro está valorando su posición como posible suministrador de hidrocarburos en sustitución de Rusia: “Está abriendo juego para tratar de ser aceptado por la comunidad internacional”. A pesar de ello, Moleiro considera que el actual presidente y sucesor de Chávez, Nicolás Maduro, es “fácilmente derrotable” en una elección normal. Pero también avisa de que el presidente venezolano ha aumentado los métodos de control: “Es más burdo. Ha reprimido más que Chávez y de manera más cruel. Su ausencia de talento político le ha obligado a aplicar más represión”.

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