En ocasiones, un piloto de F1, pese a sufrir un catarro o fiebre, debe asumir la responsabilidad de disputar una carrera a más de 300 km/h por la dificultad que genera al equipo y a sus resultados en el campeonato el tener que dejar su volante al piloto probador, con mucha menos experiencia a bordo del coche en cuestión. De ello habló
Fernando Alonso hace unos días en ‘Real Madrid Televisión’, al ser preguntado por si en alguna ocasión le había tocado correr lesionado o mermado físicamente.
“SÍ, alguna vez. No corres siempre al 100% de tus condiciones y en la F1 o en este deporte tan individualista a la hora de empezar la carrera en el que solo una persona corre, no hay un recambio fácil”, comentó el asturiano desde su casa de Suiza la semana pasada, recordando en ese instante las citas en las que tuvo que competir con Ferrari en la F1 con los pies dormidos. Todo ello, debido a un problema de posición del piloto por culpa de una mala colocación de los extintores que cada coche lleva debajo del piloto.
“Recuerdo alguna carrera con resfriados, fiebre y otros problemas pero recuerdo con especial problema grande en 2011 en Ferrari, las primeras 4 o 5 carreras teníamos un contratiempo: se nos dormían los pies en el coche, no llegaba bien la circulación y teníamos problema de sensibilidad en los pies”, reveló.
“Estudiamos desde el inicio del año qué podía ser la causa, cambiamos la posición del piloto, con los pies mucho más altos, debajo de los muslos llevábamos los extintores, y habíamos hecho algunos cambios que sospechábamos que eran causa de ello. Pero en las primeras carreras corres fuera de Europa y no podíamos hacer los cambios en el coche hasta llegar a Maranello, a Italia. Esas 4 carreras, en el ultimo tramo, el último 20 o 30% de carrera, corría con menos sensibilidad en los pies. No sabías cuanto estabas apretando el acelerador, si ibas a tope o al 80%, pero tenías que aguantar y acabar la carrera”, añadió Fernando en relación a esas 4 primeras citas.
El contratiempo que tenía en su diseño inicial el coche italiano residía en el sistema de extinción de incendios, situado bajo las piernas del piloto, que es obligatorio por normativa FIA y que debe pasar un proceso de homologación y test para que se pueda colocar definitivamente en el coche. La variación de este sistema debía hacerse en fábrica porque su cambio conlleva otras modificaciones de posiciones de sistemas o componentes electrónicos en el monoplaza, y al estar lejos de Maranello, Alonso tuvo que seguir compitiendo con el mismo coche.
Pese a ello, el piloto español pudo finalizar cuarto en el exigente circuito de Albert Park, en Australia, en la carrera inaugural, y posteriormente fue sexto y séptimo en Malasia y China, subiéndose por fin al podio con una tercera posición en la cuarta cita del curso, en Turquía.
De aquellas carreras, cabe recordar varias cuestiones que todavía ganan más valor tras lo explicado por el propio Fernando. En la prueba
australiana salía quinto pero cayó a la novena plaza y pese a los problemas detallados en sus pies, fue capaz de remontar hasta la cuarta posición. En Malasia, solo un toque final con Hamilton le privó de subirse al podio después de una gran actuación gestionando las gomas mejor que el resto. Y en Turquía, fue el único capaz de plantar cara a los Red Bull con otra gran carrera.
No obstante, aquel año su F150 no estaba a la altura de los bólidos de la escudería de las bebidas energéticas y terminó su segundo curso en Maranello en la cuarta plaza del Mundial.
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