A un grupo de alumnos de un colegio gallego les propusieron un reto. Ir a una aldea para vivir durante unos días como en los años 50. Esto implicaba, por supuesto, olvidarse de las nuevas tecnologías y de todas las comodidades. Vivirían en dos casas antiguas sin baño, ni televisión, ni agua corriente, ni calefacción. Ellos aceptaron encantados.
Fue así como empezó la aventura de diez alumnos de entre seis y once años. Todos ellos fueron a una remota aldea de Ourense donde vivieron una experiencia realmente increíble. Aprendieron a ordeñar ya que ésta era la única forma de tener leche para desayunar. También tuvieron que recoger leña para hacer la comida y calentar la casa. E incluso hicieron pan, de la misma forma que se hacía en los pueblos a mediados del siglo XXI.
Ante la falta de agua corriente, fueron a la fuente a recoger agua para lavarse. La directora del colegio explica que a pesar de no tener una ducha caliente en cinco días, todos los niños lo pasaron muy bien y estuvieron felices.
Por supuesto, tuvieron que cambiar sus hábitos de alimentación. Nada de pizzas o de bollería industrial. Los niños tomaron caldo, carne cocida, empanada… Y prepararon bollos preñados, un plato tradicional de la Galicia rural. La directora del centro señala que fue precisamente el cambio en la comida una de las cosas que más les sorprendió.
También hubo tiempo para estudiar, aunque lo hicieron de la misma manera que se hacía a mediados del siglo XX: historia, caligrafía, cálculo matemático y hasta costura. Además, construyeron sus propios juguetes y jugaron a la billarda.
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