La Caminata por la verdad, la justicia y la paz no se trata de un “show” ni de “exabruptos” que pongan en riesgo la “investidura presidencial”, como lo afirmó AMLO el pasado lunes, escribe Jacobo Dayán.
Por @dayan_jacobo
Tan pronto como ganó la elección de 2018, AMLO inició la realización de foros con víctimas en buena parte del país. Esta labor se la encomendó a Alfonso Durazo y Loretta Ortiz. En este mismo espació escribí entonces que era una aberración que la agenda de Justicia Transicional (verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición) se realizara desde las instancias de seguridad.
Fue hasta el acto realizado con víctimas el 14 de septiembre de 2018, en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, en el que AMLO comprendió que esa tan importante agenda debería estar en la Secretaría de Gobernación. Hoy de nuevo AMLO encomienda esta agenda al gabinete de seguridad. Sigue sin entender.
No es casual la confusión que mantiene el presidente. Para él, lo ha reiterado en un sinnúmero de ocasiones, la transformación que requiere el país no pasa por la justicia de los hechos del pasado. Es conocida su postura desde la frase de “perdón y olvido” hasta su penosa propuesta por llevar a consulta popular la justicia del pasado. Su obligación es cumplir la ley y respetar la autonomía de las fiscalías (de menos en teoría), la justicia no se consulta y tampoco se puede omitir como política de Estado. Desde esta visión es que esta agenda solo pasa, según el presidente, por el gabinete de seguridad. La verdad y la justicia no son su prioridad. Aquí de nuevo de equivoca. No habrá paz sin justicia y sin verdad.
A partir del evento en Tlatelolco y por indicaciones de AMLO se iniciaron mesas de trabajo entre SEGOB y víctimas, organizaciones, academia y expertos nacionales y extranjeros para configurar una propuesta de justicia transicional que fue entregada recién iniciaba el sexenio. Esa agenda fue abandonada y el gobierno decidió enfocarse en casos emblemáticos olvidando la profunda agenda de verdad, justicia y paz a la que se comprometió en campaña y transición, y que tanto urge en un país asolado por la violencia desmedida, la mentira y la impunidad.
El conjunto de mecanismos extraordinarios que se requieren (una Comisión de la Verdad nacional y un Mecanismo contra la impunidad con acompañamiento internacional, entre otros) deben ser articulados de manera integral con otras instituciones ya existentes pero que se encuentran desdibujadas al no haber una política integral que nos permitirían atender la “catástrofe en materia de derechos humanos” como lo afirmó Human Rights Watch en su más reciente informe.
La Caminata por la verdad, la justicia y la paz convocada por el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad vuelve a poner el foco en esta agenda. No se trata de un “show” ni de “exabruptos” que pongan en riesgo la “investidura presidencial” como lo afirmó AMLO el pasado lunes. El país es el que se encuentra desgarrado, nada puede ser más importante que eso. Si el presidente no encabeza el esfuerzo por implementar esta agenda no habrá resultados. Un año estuvo olvidada en SEGOB. Se requiere un compromiso del Estado en su conjunto.
Los procesos de Justicia Transicional son largos y complejos. Para su mejor implementación requieren de un fuerte respaldo ciudadano. La Caminata entregará el 26 de enero dos documentos en Palacio Nacional, el realizado en las mesas de trabajo y otro generado por el CIDE y la CNDH. Aquí pueden consultarlos:
http://www.cmdpdh.org/publicaciones-pdf/cmdpdh-justicia-transcional-2019.pdf
https://www.cndh.org.mx/sites/default/files/documentos/2019-01/Estudio_Justicia_Transicional_Mexico.pdf
La situación del país exige respuestas acordes a la emergencia. La verdad y la justicia no podrán llegar de las instituciones ordinarias del Estado ya que se encuentran colapsadas, cooptadas y sin las capacidades necesarias. Sobran las experiencias internacionales en las que se han implementado estos mecanismos extraordinarios. No hay transformación posible sin verdad, sin justicia, sin reparación y con estos niveles de violencia.