Ampelmann (Ampelmännchen), el hombre de los semáforos de Berlín

Ampelmann, el hombre de los semáforos, fue creado por un especialista en gestión del tráfico, el psicólogo Karl Peglau. Él fue el primero en plantear modificaciones para el sistema de semáforos de Berlín.

Los semáforos de la época eran anticuados y contaban con la luz ámbar, que no tenía mucho sentido entre peatones. Por eso, además, Peglau consideró las necesidades de las personas con capacidades diferentes en sus ideas innovadoras. Por eso, a él le debemos mucho de lo que hoy son los semáforos.

El semáforo común y al que estamos acostumbrados tiene tres luces. Son circulares y de tres colores diferentes.

El rojo, «detenerse»; el ámbar, «detenerse si está fija» o «pasar con precaución» si parpadea, y el verde «pasar».

La primera modificación que Peglau plantea es la de cambiar la forma manteniendo los mismos colores. De esta manera, el verde sería una flecha indicando hacia adelante; el ámbar quedaba con su apariencia circular y el rojo dejaría de ser redondo y pasaría ser una raya horizontal.

Así se conseguía que más personas pudieran entender el significado de las luces, aunque no pudieran, o confundieran los colores (daltónicos).

Peglau propuso desechar la luz ámbar que existía en todos los semáforos peatonales, aduciendo que no tenía ningún sentido, ya que la circulación de un peatón no estaba reglada con ningún permiso de conducción.

Así como pensó en los daltónicos para proponer el cambio de formas, también lo hizo con las personas con dificultades en la visión o con niños y ancianos. Se le ocurrió agregar un dibujo que todo el mundo pudiese entender.

El nacimiento de Ampelmann (Ampelmännchen)

El diseño corrió por cuenta de Anneliese Wegner, secretaria de Peglau. El semáforo fue instalado por primera vez a principios de 1960, en Berlín.

La figura se popularizó y llegó a ser parte de la educación vial para los niños. Por el año 1980, el Ministerio del Interior de la República Democrática Alemana comenzó a usarlo con fines didácticos.

Se hicieron cómics, programas de radio y juegos infantiles en TV. El Ampelmann se convirtió en un icono de la televisión pública.

Con la caída del muro en Berlín empezaba a concretarse la reunificación de Alemania y el hombrecito de Ampelmann empezaba a desaparecer. Hubieron campañas organizadas por ciudadanos de Berlín en defensa del icono que obtuvieron poco éxito.

Fue Markus Heckhausen quien localizó la los únicos que fabricaban el Ampelmann y la fábrica lanzó seis modelos de lámparas al mercado, que se convirtieron en un éxito. En el año 2005 toda la ciudad tenía semáforos con el hombrecito de Ampelmann.


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