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Ana Caballero: “Un niño debería poder desarrollarse sin la injerencia del algoritmo”



Ana Caballero, experta en transición digital.INMA FLORES (EL PAIS)

Ana Caballero (Soria, 45 años) vicepreside la Asociación Europea para la Transición Digital (AETD), nacida en 2020, que ha organizado unas jornadas sobre los derechos del menor en la Red.

Pregunta. Un niño conectado a internet tiene una oportunidad que nosotros no tuvimos. Y una amenaza que tampoco.

Respuesta. Porque la tecnología ha aportado y sigue aportando cosas buenísimas, pero tiene su lado oscuro. En un entorno en el que hay ciberacoso o conductas autolesivas, Save the Children estima que el 94% de jóvenes de entre 10 y 15 años son usuarios habituales de internet.

P. ¿Qué significa eso?

R. Que tenemos que darle más importancia a la protección del menor en el entorno digital. Hay un concepto fundamental: la mercantilización de los menores. En la AETD hemos leído muchos artículos sobre anorexia, cómo afecta a las adolescentes y las niñas, el incremento de suicidios e ingresos hospitalarios. Eso, por un lado. Por otro, escuchamos en los círculos de las grandes tecnológicas una posición muy preocupante: “Internet no es un medio maduro, no es un mercado maduro. No se debe regular”. Lo que quieren estas compañías es libertad para hacer lo que quieran. Y nos dicen que ellas son únicamente el canal de comunicación, y que la responsabilidad de educar a los menores en el uso de la tecnología es de los padres y los profesionales. Es muy hipócrita ese discurso.

P. ¿A qué se refiere con la mercantilización?

R. Mercantilizar a un menor es mercantilizar sus datos. Si un producto es gratuito, el producto eres tú. Nos dicen: “Google es un buscador, Facebook e Instagram son sitios donde los jóvenes comparten historias con sus amigos…” Pero si quieren que los padres y profesionales podamos educar, necesitamos saber cómo están funcionando las redes y cuál es su modelo de negocio. Y ahí es donde nos damos cuenta de que estas cosas no son gratuitas: pagar con datos es pagar. Y nos preocupa el uso de esos datos.

P. ¿Por ejemplo?

R. Con esos datos utilizan tecnologías muy persuasivas para que los menores, incluso los adultos, nos enganchemos, y lo hacen de una manera que es casi imperceptible. Lo monetizan todo.

P. ¿A las compañías les resulta imposible verificar la edad de un menor?

R. Es hipócrita que digan que les resulta imposible. No me lo creo. A ver si Google va a saber por las cámaras de eco o mis búsquedas si padezco o no una determinada enfermedad, o si, a través del reconocimiento facial, son capaces de etiquetar a personas y menores en una fotografía y no van a saber la edad de un menor. Es muy importante conocer el acceso a determinados contenidos.

P. ¿El juego del calamar, por ejemplo?

R. Por ejemplo. Nos preocupa no solo por los contenidos. No es solo lo que los menores busquen en internet, sino que las compañías busquen a nuestros menores porque saben que se les puede manipular con más facilidad que a un adulto.

P. ¿Internet acorta la infancia?

R. No sé si los niños se hacen mayores antes en internet, pero sí que el acceso a determinada información les puede hacer quedarse sin infancia y acceder a contenidos impropios de su edad, con las consecuencias que pueda tener. Niños de ocho y nueve años ya tienen acceso a contenidos pornográficos. Los menores no tienen la capacidad de pensamiento crítico de los adultos, y esa manipulación que les lleva a las redes sociales les hace no desarrollarse como deberían, sino con la injerencia del algoritmo.

P. Prohibir no es la solución.

R. No podemos decir: que mis hijos no entren en internet. Tenemos que convivir con eso y educar. Como dice Laura Baena, de Malas Madres: ¿quién no le ha dado su móvil a su hijo para poder hacer la cena tranquila o darse una ducha? A mí me gustaría poder estar tranquila, si usan su tableta, sabiendo que están viendo contenidos propios de su edad, que no los están manipulando.


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