La incógnita sobre la paternidad de José, el hijo de Ortega Cano y Ana María Aldón ha vuelto a salir a la luz. Al parecer, en un intento por dar la cara por su mujer, el torero organizó una reunión con sus hermanos para destapar quién había sembrado la duda hace ya más de diez años. ¿La principal acusada? Conchi. Un señalamiento que no le sentó nada bien y que quiso zanjar públicamente, jurando “por la gloria” de su hijo que ella jamás había cuestionado aquello y que, por supuesto, no tenía nada en contra de la diseñadora. Ahora, perpleja con sus palabras, Ana María se ha pronunciado.
“A mí me dijeron que se habían reunido los hermanos (…) Estoy al tanto de eso. Ocurrió en el mes de junio. (…) En esos momentos ya me estaba encontrando bastante mal y ya no me importaba si se reunía, si hablaba, no hablaba…aquella reunión hacía referencia a algo que ocurrió hace diez años, por eso para mí era agua pasada”, ha comenzado diciendo la diseñadora, que se ha sentado en Ya es verano en un intento de arreglar la situación. La colaboradora del programa ha confesado que lo que más le ha dolido es que nunca nadie haya sido capaz de preguntárselo a la cara, mientras a las espaldas iban cuestionando algo tan doloroso: “Era un testimonio falso y entiendo que él (Ortega) también quería saber de dónde venía aquella falsedad”. Sin embargo, tal y como ella misma ha relatado, esa reunión no ha sacado nada en claro, por lo que las cosas siguen tal y como estaban.
En cuanto a las palabras de su cuñada, Conchi Ortega, quien asegura que la diseñadora tendría que haberla llamado y propuesto quedar para solucionar las cosas, Ana María tiene una opinión completamente diferente. Asegurando que ahora mismo no le cogería el teléfono, la televisiva ha sido clara y concisa: “Ahora solo cojo el teléfono de la gente que me quiere. La gente que no aporta nada en la vida y que me llama al programa para decir barbaridades no”. Además, la mujer del diestro ha confesado haber pasado el segundo peor verano de su vida y, en esa situación, no ha recibido el apoyo de ninguno de ellos: “No he tenido una llamada de nadie en su momento, ni la esperaba tampoco. Y es lo mejor, no esperar nada de nadie y así no te decepciona”.
Dejando a un lado a la peluquera, Ana María ha abierto de par en par su corazón y ha confesado, una vez más, que su matrimonio pende de un hilo. “Yo he dado el 100% de mi matrimonio y creo que he hecho lo que tenía que hacer en todo momento”, ha sido clara. Estos días que ha estado en Madrid, de vuelta a la rutina, no ha hablado con el torero, algo que podría suponer un divorcio inminente. “Él tiene compromisos y está ocupado. Lo veo con actitud y me alegra, no me gusta ver a la gente que quiero mal (…) Hacemos una vida cordial”. En cuanto a las vacaciones estivales, en las que ha coincidido con su marido en Costa Ballena, la diseñadora ha explicado que no han dormido juntos, que están atravesando esta situación de la mejor manera que pueden: “Hacemos nuestra vida como mejor podemos llevarla y por el bien de nuestro hijo”.
Y es que, están siendo unos meses difíciles para Ana María, que tuvo que alejarse del foco mediático por el bien de su salud y que está viendo cómo, poco a poco, su historia de amor se apaga. “No estoy aún al cien por cien. A veces me cuesta mantener el equilibrio. Las personas que pasamos por este trance de salud mental no es lineal. Hay bajadas, subidas, y esta semana he tenido un poco de ese bajón”, ha dicho al borde de las lágrimas. Pese a todo, tiene claro que va a salir de esta, aunque su regreso a Madrid se está haciendo un poco cuesta arriba: “Lo que ocupa mi cabeza ahora mismo es el hecho de dejar Cádiz para venirme a Madrid la temporada escolar. Dejar a mi familia, a mis apoyos… No soy una persona que le preocupe estar sola, pero como no estoy 100%, a lo mejor tengo miedo de derrumbarme y no sentir el apoyo de los míos porque los tengo lejos”. Una complicada situación de la que todavía no se sabe cómo va a acabar. Pero, si hay una cosa que Ana María tiene clara, además de que va a volver a ser feliz, esa es que jamás piensa separarse de su hijo, pase lo que pase con Ortega Cano: “A donde vaya mi hijo voy yo”.
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