Ana María Aldón o como llegar a ser finalista de ‘Supervivientes’ con la ayuda de Rocío Jurado


Las tramas que los responsables de casting de Supervivientes deben tener en cuenta a la hora de seleccionar el elenco de concursantes del reality, no han decepcionado en su última edición. Y una de ellas tiene dos claras protagonistas que han dado casi todo el juego que la cadena esperaba: Rocío Flores y Ana María Aldón. La primera es hija de Rocío Carrasco y Antonio David Flores, una expareja que lleva separada 20 años y que durante todo ese tiempo no han dejado de enfrentarse ante las cámaras y en los juzgados. La segunda, la esposa desde septiembre de 2018 del extorero José Ortega Cano y madre de su hijo menor, José María, de siete años. Y entre ambas una figura querida del público español que las une y estaba llamada a dar mucho juego: la cantante Rocío Jurado, primera esposa de Ortega Cano y fallecida en 2006 a causa de un cáncer de páncreas, y abuela de Rocío Flores, quién para más ende no mantiene ninguna relación con su propia madre, la única hija biológica de la tonadillera, desde hace más de ocho años.

Con estos hilos invisibles sujetando las relaciones de una y otra, es difícil que a alguien se le escape que la participación de Ana María Aldón se escogió con lupa. Su primera función era servir de apoyo a Rocío Flores. Por aquello de la cercanía familiar aunque fuera de refilón. La joven considera a Ortega Cano –a quien llama Tete– como una especie de abuelo ya que cuando ella nació en octubre de 1996, Rocío Jurado llevaba más de un año casada con el torero. La segunda función de Aldón, de cara a la cadena, era crear un clima de confianza entre ellas que diera para confesiones jugosas sobre la familia. No hay que olvidar que ni Rocío Flores ni su madre han desvelado en público el motivo de su distanciamiento, que no se conocen tampoco las razones por las que Rocío Carrasco ha dejado de tener trato con toda la familia de su madre, incluidos sus dos hermanos adoptivos, Gloria Camila y José Fernando, ambos de origen colombiano; y que el propio torero también ha sido personaje mediático por su implicación en un accidente automovilístico que provocó la muerte de una persona y que él fuera condenado a dos años, seis meses y un día de cárcel por homicidio imprudente y conducción temeraria.

Lo que casi nadie esperaba es que Ana María Aldón se convirtiera en uno de los descubrimientos de esta edición y en una de las concursantes que llega a la final junto a Rocío Flores y Hugo Sierra o el guardia civil Jorge Pérez, pendientes al cierre de este artículo de la decisión del público. La sorpresa Aldón no ha dado para grandes exclusivas familiares, pero sí para destapar a esta mujer que durante los ocho años de relación con Ortega Cano se ha mantenido en un discreto segundo plano. También para dejar claro desde el principio que ella no iba a Honduras para bailarle el agua a nadie, ni para hacerle más fácil el camino a Rocío Flores a pesar de que han terminado por demostrar la complicidad que las une. La modista quería hacer su propio concurso y que la gente conociera su historia.

Con 42 años, Ana María Aldón es madre y abuela. Además del hijo que tiene con el torero, tiene otra hija mayor, Gema de 24 años, a quien tuvo a los 18 años y ha criado como madre soltera. Gema, a su vez, tiene una niña de corta edad. Aldón se ha descubierto como una mujer divertida, amante del folclore flamenco, con carácter y entregada a su familia. Las dudas sobre las razones de su matrimonio con el extorero llegaron hasta los islotes en los que se desarrolla Supervivientes, pero ella ha proclamado el cariño que siente por él y que el diestro y sus dos hijos son lo más importante de su vida, por no redundar en sus deseos expresados en voz alta de tener otro hijo junto a Ortega Cano cuando vuelvan a reunirse.

La pareja, como ha contado la misma Aldón, se conoció en la finca Yerbabuena, propiedad del diestro, donde ella había acudido a acompañar a su madre en una excursión organizada para personas mayores. Una visita, que le hacía especial ilusión, porque se ha declarado gran admiradora de Rocío Jurado. La sorpresa durante esa visita fue que allí se cruzó en el mismísimo torero y que él se fijó en ella como para pedirle su teléfono y llamarla hasta que consiguió una cita. Una invitación a acompañarle al Rocío selló su relación que se convirtió en algo definitivamente más serio cuando se quedó embarazada solo tres meses después.

La vida de Ana María ha sido de todo menos sencilla. Durante su paso por el programa de Telecinco se sinceró sobre su padre: “Tengo la necesidad de perdonar a mi padre. Él era un hombre muy duro, especialmente con mi madre, fue una bestia humana y los seis hijos lo veíamos. Desde que tengo uso de razón he querido tener un cuchillo en mi mano para matar a mi padre. Esperaba a ser mayor para poder tener la fuerza de hacerlo”. Una dura declaración que continuó con explicaciones de lo que tuvo que vivir en su infancia y juventud: “Mi padre ha torturado a mi madre durante años, y mis hermanos y yo nos agarrábamos y nos metíamos debajo de la cama. En el colegio, agachaba la cabeza cuando veía a mi madre aparecer con su cara morada por los golpes. Mi madre es un ángel caído del cielo”. Después explicó que su padre terminó por enfermar de cáncer y que murió dos años después. “Pensaba que había superado todo esto, pero no”, dijo Ana María durante una de las pruebas del programa. “Aquí me he dado cuenta de que necesito quitarme ya esa carga y terminar de perdonarle”.

Humilde, estudiosa, constante y trabajadora, ha realizado oficios muy diversos a lo largo de su vida: desde recoger fruta en el campo, hasta trabajar en un supermercado y en una inmobiliaria. Algo más conocido es su vertiente como diseñadora, una actividad que ejerce desde 2018, cuando presentó un vestido de novia como proyecto de fin de curso de sus estudios en el centro Vélez-Per Escuela de Diseño y Moda, una escuela colaboradora de la Universidad Nebrija y situada en Madrid. Lo que se conoce menos es su faceta como docente en este mismo centro, donde imparte Corte, Confección y Alta Costura y Escalado y Moulage (técnica en la que se trabaja directamente sobre una persona o maniquí).

Aldón pidió una excedencia en su trabajo para acudir al concurso y la directora de la escuela explicó a Vanitatis que se trata de una persona “con una enorme entrega“. Una característica de la que también ha hecho gala durante su paso por Supervivientes, donde ha conseguido un récord histórico de captura de peces, incluso sin saber nadar. Como también señala su jefa, Aldón sorprende a sus alumnos por sus dotes docentes y por su simpatía. “Consigue que sus clases sean muy amenas y a los alumnos les encanta. Es, además, una persona muy alegre y que siempre está riendo”, manifestó a la publicación.

Acaba el concurso de la mano de Rocío Flores, pero durante el mismo ha seguido su propio camino. Sin meterse en las discusiones que la nieta de Rocío Jurado haya podido tener, ni posicionarse como su defensora inquebrantable. Una actitud que generó críticas e incluso dolor en la joven, pero con la que Aldón ha conseguido forjarse una imagen propia, amén de no haber desvelado ni un secreto oscuro de familia. Eso sí, a la sombra de Rocío Jurado, a la que invoca como protectora del camino que han recorrido nieta y abuelastra y a la que cree intermediadora, desde el más allá, para que ambas hayan llegado a la final. Cosas de fé y de veneración de fan.


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