DENVER, Colorado – La familia de una mujer de Texas desaparecida hace 34 años finalmente tiene una respuesta después de que gracias a la tecnología de ADN se lograran identificar sus restos encontrados en el sureste de Colorado.
El caso comenzó en junio de 1988, cuando un granjero, que vivía a unas 20 millas al suroeste de Springfield, informó haber encontrado lo que creía que eran restos humanos en un campo de su propiedad, según un comunicado conjunto de la Oficina del Alguacil y el forense del condado Baca.
La policía acudió al lugar donde fue encontrada la mujer y con la ayuda del forense del condado Baca se confirmó que eran restos humanos y habían estado allí entre uno y tres años.
A pesar de que las autoridades buscaron durante días, no pudieron encontrar nada para identificar los restos y determinar cómo había muerto la persona o cómo terminó en esa granja.
Las autoridades intentaron identificar a la persona a través de impresiones y registros dentales, muestras de ADN, un estudio antropológico y reconstrucción facial. Esto ayudó a generar muchas coincidencias posibles, pero después de comparar cada una con los restos, se desecharon una por una al no existir coincidencia.
En este punto, la oficina del alguacil publicó un comunicado de prensa pidiendo a cualquier persona con información sobre el caso o la persona que se comunicara con ellos.
Una vez que las autoridades hicieron todo lo posible por identificar a la víctima y no tuvieron una prueba concluyente, el caso finalmente fue archivado y los restos fueron nombrados “Jane Doe”. Los restos fueron enterrados en el cementerio de Springfield.
En julio de 2021, una compañía de genealogía genética de investigación llamada Solved by DNA intentó identificar a “Jane Doe”. Según la oficina del alguacil, la compañía combinó las pruebas de ADN del lugar del crimen y el ADN de los restos no identificados con la investigación genealógica tradicional para predecir dónde encajaría un sospechoso o una persona no identificada en un árbol genealógico.
Si bien la oficina del alguacil encontró los registros de ADN antiguos, debido a las limitaciones de la tecnología en el momento en que se encontraron los restos, estos no eran adecuados para realizar un estudio familiar. Eso significaba que se necesitarían nuevas muestras de ADN.
En diciembre de 2021, se exhumaron los restos de “Jane Doe” y los investigadores obtuvieron nuevas muestras para analizar el ADN. Esas muestras se entregaron al Buró de Investigación de Colorado (CBI, por sus siglas en inglés) para su análisis antes de ingresar como un perfil de ADN en el Sistema Nacional de Personas Desaparecidas y No Identificadas (NamUs).
En agosto de 2022, las autoridades informaron que se había encontrado una posible coincidencia de ADN familiar. La oficina del alguacil conectó a Solved DNA con el miembro de la familia, quien luego envió su muestra de ADN. Se determinó que esta persona era compatible como miembro de la familia de “Jane Doe”.
Un mes después, a fines de septiembre, NamUs encontró una coincidencia de ADN separada para “Jane Doe”. Esta persona vivía en Texas y había enviado su ADN al Departamento de Policía de McAllen en 2004. La mujer había estado buscando a su madre desaparecida, Nora Elia Castillo, quien tenía un caso de persona desaparecida presentado en 1996, aunque no se sabía de ella desde 1986 o 1987. El último contacto con ella fue una llamada desde algún lugar de Colorado.
La oficina del alguacil dijo que las descripciones y las pruebas proporcionadas por el Departamento de Policía de McAllen coincidían con la evidencia que los investigadores del condado Baca obtuvo del caso de “Jane Doe”. Finalmente, se confirmó que los restos pertenecen a Nora Elia Castillo.
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